Hacer frente a una hipoteca se ha convertido en un quebradero de cabeza para muchos catalanes embarcados en esta aventura. Así se constata en la primera entrega del barómetro sobre el clima de confianza de la vivienda, que ayer hizo público Medi Ambient i Habitatge y que presenta unos resultados nada halagüeños. Según el estudio, realizado por el Institut Cerdà, el 76,5 por ciento de los ciudadanos se muestra insatisfecho con la evolución de los precios hipotecarios.
Otro dato del barómetro confirma los temores: un 65,5% de los entrevistados reconoce estar muy o bastante preocupado al ver cómo se encuentra en peligro su poder adquisitivo y, en algunos casos, su propia vivienda. Son temores compartidos por los Ayuntamientos, ya que el 78,4% de los profesionales de los servicios encuestados afirman estar preocupados por el nivel de riesgo asociado al endeudamiento de las familias.
Antes de la presentación del informe, la ministra de Vivienda, Carme Chacón, inauguró oficialmente el salón Barcelona Meeting Point (BMP) y los palacios feriales 1 y 2 se abrieron al público general. Chacón destacó la "vitalidad y fortaleza del sector inmobiliario" y aseguró que el sector está optimista, tiene salud y es innovador.
"Es un reto conjunto de las administraciones y del sector privado conseguir que el acceso a la vivienda sea un derecho. Veo al sector optimista y comprometido socialmente", explicó la ministra. Carme Chacón insistió en que tanto el sector público como el privado tienen que trabajar conjuntamente para poner suelo disponible para la producción de vivienda asequible. "El acceso a la vivienda dejará de ser un problema para convertirse en un derecho real", añadió la titular de Vivienda.
Carme Chacón estuvo acompañada por el conseller de Medi Ambient i Habitatge, Francesc Baltasar; el presidente del Parlament, Ernest Benach; el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu; la secretaria de Habitatge de la Generalitat, Carme Trilla; el presidente del consejo de administración de Fira de Barcelona, Josep Lluís Bonet; el presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Miquel Valls, y el presidente del Meeting Point, Enrique Lacalle.
El optimismo de la ministra contrasta con algunos datos del barómetro que presentaron Francesc Baltasar y Carme Trilla. En la encuesta fueron entrevistadas más de 2.000 personas, desde directivos de bancos hasta promotores inmobiliarios pasando por ciudadanos de a pie y responsables de urbanismo y de servicios sociales de los ayuntamientos.
Los responsables de la política de vivienda de la Generalitat trataron de buscar el lado positivo de los resultados del estudio, pero no ocultaron la inquietud que se desprende de algunos datos. "Que la vivienda preocupa no es algo que nos viene de nuevo. Está claro que es una preocupación muy importante", sentenció Baltasar. El conseller explicó que el barómetro, que se realizará cada seis meses, puede servir para que el sector tenga un mayor conocimiento de su situación. Y para mejorarla. "Quiero que el sector de la vivienda y todos sepamos asumir cada uno lo que le toca", señaló.
Francesc Baltasar puntualizó que las entrevistas se realizaron en junio y julio y que, posteriormente, se han llevado a cabo acciones que "creemos que harán que en los próximos estudios mejoren las percepciones". Entre estas iniciativas mencionó la firma del pacto de la vivienda y los nuevos decretos sobre alquiler.
El estudio, además de indicar que cerca del 80% de los catalanes están preocupados por la evolución al alza de las hipotecas, indica que dos de cada tres personas teme el riesgo de endeudamiento familiar. La preocupación, más allá de los ciudadanos y de los ayuntamientos, llega también a los comerciantes e incluso a las entidades financieras. Alrededor del 60% de los entrevistados de estos últimos colectivos están también muy o bastante preocupados por el endeudamiento de las familias, aunque sólo el 40% de los directivos de bancos y cajas de ahorro se muestran insatisfechos por la evolución del precio de las hipotecas.
También se percibe una insatisfacción generalizada por la evolución de los precios de venta de la vivienda nueva en los últimos seis meses. Los ciudadanos constituyen el colectivo más pesimista. En una escala de 0 a 10, en la que el cero sería la insatisfacción absoluta y el diez la máxima satisfacción, puntúan con una nota media de 2,4. Los agentes de la propiedad inmobiliaria (API) dan un 4,3 y los directivos de entidades financieras, un 4,4. Por lo que respecta a los precios de las viviendas de segunda mano, la tónica es prácticamente la misma: los ciudadanos puntúan su grado de satisfacción con un 2,7; los APIS, con un 3,9; y los directivos de las entidades financieras, con un 4,3.
Según el estudio, los ciudadanos también son críticos con la calidad de los pisos y desconfían de la capacidad de las administraciones para resolver los problemas de acceso a la vivienda. Por ejemplo, más de la mitad confía poco o nada en la capacidad de su municipio para crear vivienda protegida y puntúa con un 4,5 de media la calidad de los proyectos de obra nueva. En este apartado, los promotores califican las nuevas construcciones con un 7; los APIS las puntúan con un 6,4; y los aparejadores y los arquitectos técnicos, con un 5,8. En este mismo contexto, aunque la administración se da un 6,4 en su capacidad de gestionar ágilmente las tramitaciones y licencias, el resto de grupos profesionales (constructores, promotores, administradores de fincas y arquitectos) suspende a los ayuntamientos.
"Hay una preocupación evidente, pero el sector es optimista. No nos encontramos en una situación dramática", manifestó Agustín Filomeno, director de Investigación del Institut Cerdà, la entidad que ha realizado el barómetro.
La principal queja de los profesionales, aparte de la burocracia administrativa municipal, es por la falta de trabajadores preparados. Los arquitectos, aparejadores y arquitectos técnicos, mayoritariamente – entre el 70% y 80%-, no están satisfechos con la calificación de la mano de obra disponible.
La Vanguardia (8.11.2007)