La Transversalidad, una estrategia:
Por lo que parece en política el palabro “Transversalidad” está de moda, y digo “palabro” porque a pesar de haberla buscado con detenimiento, no existe tal palabra en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Lo más parecido que he encontrado ha sido el adjetivo “transversal” con estas cuatro acepciones:
Que se aparta o desvía de la dirección principal o recta.
Que se halla o se extiende atravesado de un lado a otro.
Que se cruza en dirección perpendicular con aquello de que se trata.
Dicho de un pariente: colateral
Si no existe transversalidad en el diccionario tan solo nos queda darle un significado cada uno de nosotros.
La transversalidad en política, desde mi punto de vista, sólo puede ser una estrategia puntual con fecha de caducidad. Como bien dice el diccionario lo trasversal es “Que se aparta o desvía de la dirección principal o recta.” Un castizo diría que la transversalidad es una “desviación” política.
Como segunda definición diría que la transversalidad es algo “Que se halla o se extiende atravesado de un lado a otro. Nuestro castizo diría que es un “atajo”. Entendemos por tanto que es una estrategia que trata de aglutinar valores que van desde la derecha progresista a la izquierda democrática. Se trata de conjugar la solidaridad como valor y principio desarrollado con la libertad individual del ser humano, del mestizaje del libre mercado con la justicia distributiva. Podríamos decir que transversalidad es el conjugar los objetivos del independentismo más rancio del siglo XIX con el federalismo del mismo siglo o el centralismo democrático del pasado.
Difícil amalgama de valores, (aceite y agua) pero como todos sabemos, la política es el arte de lo imposible. Situaciones de transversalismo se dan en gobiernos en donde la estrategia del mantenimiento del poder hace que se barajen ideas, conceptos o incluso valores antagónicos.
Como ejemplo de transversalidad de un gobierno tenemos el tripartito en Catalunya,, País Vasco o incluso en Baleares. Si bien como hemos dicho antes el transversalismo debería de ser tan solo una estrategia puntual cuando esta estrategia se convierte en un camino de largo recorrido pierde su valor de aglutinador de valores para convertirse en una forma de mantenerse en el poder.
Lo mismo ocurre en los Partidos políticos la transversalidad como estrategia puede ser un valor que aglutina voluntades hacia un objetivo de corto plazo, una estrategia, pero nunca una manera de ser del propio partido. Un partido político no es un parlamento en donde deben de estar todos representados, un partido político se rige por unos principios y valores que están en consonancia con los de los afiliados a ese Partido pero no pueden estar con todos los ciudadanos de un país. Un Partido no puede complacer a todos. Entiendo pues que la transversalidad que ha manifestado UpyD es la estrategia puntual que les va a llegar a conseguir grupo parlamentario en las próximas elecciones a pesar de no ir de la mano de “Ciudadanos”. ¡Que así sea!
El Centro izquierda, un espacio electoral.
Aparece en el Ideario de Ciudadanos el centro izquierda como un espacio electoral al cual aspiramos a representar. Esta es la tercera causa de nuestra razón de ser. Queda entendido por tanto que el centro izquierda es tan solo, un espacio electoral y no una ideología de base. Una ideología tiene objetivos, valores y principios propios de los cuales carece este espacio virtual. Un espacio electoral tan solo tiene votantes. Una ideología tiene como fin último la trasformación de la sociedad con la implementación de esos valores que le sirven de soporte.
Por lo que últimamente se comenta entre los ideólogos ortodoxos de los partidos parece que hoy por hoy la ideología está pasada de moda. Se está trasmitiendo, y por tanto la sociedad empieza a percibir, que esta palabra tiene connotaciones impositivas, sectarias o incluso autoritarias. Por lo que parece, estamos en la sociedad de lo light, de lo laxo, del sí pero no, en fin de la indefinición.
Pensamos a veces que la indefinición en política nos acerca a todos los espacios ideológicos cuando la verdad es que nos separa de ellos y nos aboca a la soledad política. La indefinición genera en tu entorno político un no respeto por la falta de identidad.
La indefinición en un partido hace que sus líderes dejen de serlo para convertirse en gestores de algo que no tiene una razón de ser ni un elemento claramente diferenciado de otros, es decir una ideología concreta. Estos gestores que hoy están en un partido bien pueden dentro de un tiempo gestionar una Plataforma Cívica o incluso otro partido con ideología contrapuesta al primero. La indefinición se traduce en falta de compromisos concretos que no sean el acceder al voto del ciudadano.
No es fácil definirse dentro de los paradigmas que queramos o no tiene adoptados el votante, “La izquierda o la derecha”. Es de todos sabido que lo que nos diferencia de los demás es lo que somos, es nuestra razón de ser. En función de lo que somos tomamos acción, en función de lo que somos tomamos nuestros valores como elementos diferenciales y prioritarios por encima de los valores de otros. Un partido es, lo que dice que es, pero aún más, un partido es lo que los demás perciben que es. No confundamos pues nuestra ¿ideología? con el espacio electoral al cual aspiramos a representar. Queremos representar el espacio del centro izquierda, de la izquierda no nacionalista, de la derecha no nacionalista, de la abstención, de los nuevos votantes etc. ¿ Pero todo ello desde qué valores, desde qué sensibilidad, desde qué ideología?.
Entiendo pues que el espacio electoral de centro izquierda que manifiesta nuestro Ideario y que queremos representar es el que nos permitirá conseguir grupo parlamentario en las próximas elecciones a pesar de no ir de la mano de UPyD. ¡Que así sea!
Juan José Román (C´s- Izquierda Liberal). Noviembre 2007
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