Joan Ferran se ha colocado en el ojo del huracán al denunciar "la costra nacionalista" que cree pervive en TV3.
ENTREVISTA. Leonor Mayor. Barcelona.- El socialista Joan Ferran se ha convertido en el parlamentario de la temporada al denunciar la existencia de una «costra nacionalista» en Catalunya Ràdio y TV3. En esta entrevista reitera su punto de vista, se defiende de las críticas que le han llovido desde el nacionalismo y plantea fórmulas para que los medios de comunicación públicos sean más independientes.
Pregunta.- ¿A qué se refería con lo de la costra nacionalista?
Respuesta.- No quería hacer un juicio peyorativo, sino figurativo.Pero mis declaraciones se han tomado a la tremenda. Me refería a unas inercias, a una forma de trabajar, a una manera de concebir Cataluña: a un universo simbólico sedimentado a lo largo de dos décadas de gobierno convergente. Este universo simbólico incide en muchos ámbitos de la radio televisión pública. Ahora se acaba de redactar una nueva ley que pretende que el servicio público sea neutral y eso implicará replantear esa forma de ver el mundo y de transmitir las noticias. Para ello, habrá que encontrar un lenguaje que sea común a la mayoría de los catalanes. Ahora hay un único planteamiento, que es nacionalista.
P.- También acusó a estos medios de ser antigubernamentales…
R.- Sí, muchas veces dan gran relevancia a temas que son minoritarios.Dan la misma importancia a un evento de política internacional o española que, por ejemplo, a una pequeña manifestación de 60 personas quemando fotos del Rey. Así, muchas veces, lo anecdótico adquiere una magnitud que no es real.
P.- A los profesionales les han molestado sus declaraciones…
R.- Ellos no son culpables de esta situación. Son buenos profesionales y merecen todo mi respeto. Lo que planteo es que puedan trabajar con más independencia a partir de la nueva ley. Y lo más importante: que se separe la información de la opinión. No estoy diciendo que no opinen, que lo hagan, pero que quede claro que es opinión y que ésta se contraste con otras divergentes o complementarias.Se trata de liberar la sombra de una determinada concepción del país.
P.- ¿Qué medidas prevé la ley para garantizar esa independencia?
R.- La creación de un consejo directivo que tiene que ser votado por dos tercios del Parlament. Los consejeros deben ser elegidos por su conocimiento del medio o por su profesionalidad en la gestión. Esto debería implicar una despolitización respecto al mecanismo actual de elección directa por parte de los partidos.De lo contrario, se puede dar la paradoja de ayer [por el miércoles] cuando el consejo de administración intentó vetar mis palabras.
P.- Igualmente será a propuesta de los grupos parlamentarios…
R.- Sí, pero tras pasar un informe de idoneidad del CAC y una segunda ratificación del Parlament por dos tercios. O sea, hay dos filtros.
P.- El mecanismo es tan complejo que de momento no hay manera de alcanzar un acuerdo.
R.- No sé cómo están las conversaciones, pero sería deseable que se encontrara el consenso. En teoría los consejeros no corresponden a ningún partido como antes.
P.- ¿Hay plazo para nombrar el consejo?
R.- No. Pero deberíamos llegar a las elecciones generales con el nuevo consejo ya formado.
P.- ¿Qué opina de las críticas que ha recibido por sus comentarios?
R.- Primero: algo debe pasar en este país cuando unas declaraciones así generan el volumen de artículos a la contra y de controversia que han generado. Se ha producido una especie de cruzada por plantear un problema que es de fondo, no puntual, y del que vengo hablando desde hace muchísimos años. Y segundo: hay tergiversación en las manifestaciones y mala intención, pues pretender enfrentar lo que estoy planteando con los profesionales es mezquino. Lo que queremos es precisamente que los profesionales puedan trabajar libres de las ataduras del pasado.
P.- ¿Le perjudica que los únicos que le apoyan sean PP y Ciutadans?
R.- Eso es lo que intentan mis adversarios políticos. Quieren simular que hay un frente entre una concepción del país y otra, lo que no es cierto. La filosofía que destila la ley es que debe haber un lenguaje común a la mayoría de los televidentes y oyentes, que pueda ser asumido y entendible por todos; una neutralidad política y una pluralidad. Que no se margine a nadie, ni tampoco a los nacionalistas, que sean uno más y que sus opiniones puedan ser contrastadas. Que lo que se transmita a la ciudadanía sea la Cataluña real y no la que algunos quieren construir a su imagen y semejanza.
P.- Eso, ¿no incluiría que se pudiera hablar en castellano?
R.- No. Si en Cataluña no hubiera una presencia de radio y televisión públicas en castellano la exigiríamos. Pero la Corporació nació porque el catalán no existía en los medios. Ocupa ese espacio y ha de seguir así. Eso sí, sin algunos elementos puristas e intransigentes como el intento de algunos de que las entrevistas en castellano se tradujesen al catalán. Esto sería grotesco.
P.- ¿Qué apoyo tiene en su partido al hacer estas declaraciones?
R.- Creo que el fondo de lo que estoy planteando es compartido por el 99% de mis compañeros.
P.- Se podría pensar que lo que quiere el PSC es controlar los medios de comunicación…
R.- Esta es la acusación de nuestros adversarios políticos y es una percepción interesada. Es todo lo contrario, por primera vez apostamos por la despolitización de los medios para que puedan funcionar con absoluta libertad. Pero para eso hay que replantarse algunas manchas del pasado, como el lenguaje.
P.- ¿Qué lenguaje?
R.- Por ejemplo, el de buscar eufemismos para evitar decir palabras que comprende todo el mundo. ¿Por qué se habla de tour de Francia y de la vuelta ciclista al Estado español? o ¿por qué no puedo saber el tiempo que hace en Bilbao igual que sé el de Alicante?.
P.- ¿Ha tenido algún problema en la calle por sus declaraciones?
R.- Mucha gente me ha dicho que ya era hora de que este tema se plantease sin tapujos. Otros, de buena fe, creo, me han acusado de ir contra Cataluña y no es verdad.
El Mundo, viernes, 14 de diciembre de 2007