La lucha contra la esclavitud del siglo XXI
El tráfico de mujeres con fines sexuales supera ya en beneficios a la droga
Luís Izquierdo – Madrid.- En el cartel de neón pone solamente "Club". Lo demás se da por sabido. Dentro podemos encontrar mujeres del Este, latinoamericanas africanas. Las asiáticas todavía son minoría en España. Es lo poco que conocemos del tráfico internacional de mujeres y su explotación sexual, el segundo negocio clandestino del mundo por beneficios – entre 7 y 12 billones de dólares anuales- tras la venta de armas y por delante de las drogas; y, según la ONU, la esclavitud del siglo XXI.
En el resto de los países de la Europa occidental la situación, aunque con matices, se reproduce. El sexo, como si de otra mercancía cualquiera se tratase, ya es un producto global en manos de las redes de crimen organizado. Cuatro millones de mujeres son vendidas cada año como un producto más, en la mayoría de los casos para ejercer la prostitución a miles de kilómetros de su casa.
Los trabajos realizados por la ONU en los últimos años han permitido detectar 127 países como lugares de origen, 98 como territorios de tránsito y 137 estados de destino.
Pero sólo algunos que sufren especialmente el azote del crimen organizado han profundizado lo suficiente como para averiguar hasta qué punto es este un fenómeno global. María Isabel Nieto Jaramillo, viceministra del Interior de Colombia, explicó ante los delegados de un encuentro auspiciado por la ONU y celebrado recientemente en Viena que la trata de personas supone la salida anual de entre 45.000 y 50.000 mujeres de su país.
Las intensas investigaciones realizadas por los diferentes cuerpos de seguridad del país han detectado las rutas y descubierto destinos tan remotos como China, Tailandia, Singapur o Filipinas, donde hay una importante demanda de mujeres colombianas.
La agencia de las Naciones Unidas para luchar contra las Drogas y el Crimen Organizado (Unodc) ha detectado cómo en los dos últimos años parte del mercado del sexo procedente de Asia que hasta ahora terminaba en Europa ha sido desviado hacia países de Oriente Medio y de África, donde la demanda de prostitutas extranjeras es creciente.
En Nigeria, la Policía también ha identificado las rutas por donde transcurre el tráfico de mujeres y cómo algunas, previo paso por Libia, llegan a ser prostituidas en Arabia Saudí. El investigador nigeriano Osita Ogbu, del Instituto de Estudios Internacionales de Lagos, expuso en este primer Fórum de la Iniciativa Global de Naciones Unidas contra el Tráfico de Personas cómo en países como Italia entre el 60% y el 80% de las extranjeras que ejercen la prostitución proceden de este país subsahariano.
Pero, como sucede con el conjunto de la inmigración, Nigeria no es sólo un lugar de partida de las mujeres, sino también de tránsito, e incluso de llegada. Sólo dentro de este gigantesco Estado de unos 135 millones de almas se calcula la venta anual de 15 millones de niños para dedicarlos al trabajo infantil, la mayoría de ellos, niñas, algunas de las cuales terminan en los prostíbulos.
El tráfico internacional de mujeres es, por decirlo de forma cruda, uno de los negocios del futuro para los grupos de crimen organizado. Lo es porque en la mayoría de los países de origen está débilmente penado, porque las víctimas extrañamente se atreven a denunciar a sus captores debido a su situación irregular y porque la demanda permite rendimientos muy elevados con escaso riesgo para los proxenetas.
Según los estudios compendiados por la Ponencia sobre la Prostitución en España del Congreso de los Diputados, cada trabajadora sexual reporta a su proxeneta en Europa unos 100.000 euros anuales. Y cada uno de ellos ejerce su miedo sobre entre 20 y 25 mujeres.
En España, nueve de cada diez prostitutas son ya originarias de países lejanos, según las estimaciones de la Guardia Civil. La mayoría procede del este de Europa. Muchas otras, de Latinoamérica y el África subsahariana. Los más de dos millones y medio de españoles que se confiesan clientes habituales del sexo proporcionan a los "empresarios" del sector unos 45.000 euros anuales por cada prostituta.
La ONU alerta sobre el efecto perverso de las víctimas que toman el papel de explotadoras. Un caso investigado el año pasado en Grecia ha confirmado la sospecha de que algunas mujeres obligadas a prostituirse han dejado de hacerlo para convertirse en reclutadoras de nuevas prostitutas.
Kristin Kvigne, subdirectora de Interpol para el tráfico de personas, explicó la dificultad añadida que entrañan casos de este tipo. "Una víctima transformada en miembro de la organización nunca denunciará lo vivido y permite que los verdaderos responsables de la red se mantengan a mayor distancia de las investigaciones policiales", explicó la ejecutiva de Interpol.
Pero el principal problema al que se enfrentan las policías de todo el mundo es la escasa información sobre el fenómeno y la ausencia de colaboración sobre un delito que en muchos lugares sigue siendo una cuestión menor.
Ese, conseguir datos fiables sobre el alcance y los flujos del tráfico de mujeres, es el principal cometido de la iniciativa puesta en marcha por la ONU y la necesidad de mejorar la cooperación internacional la conclusión más relevante del encuentro.
La Vanguardia (11.04.2008)