«Yo soy un vencido: mi moral es la del derrotado»

Ernesto CarrataláErnesto Carratalá, "piojo republicano"

Tengo 90 años. Nací en Madrid, vivo en Barcelona y soy ciudadano del mundo. He sido profesor de lengua durante medio siglo. Tengo dos hijos, cinco nietos, dos biznietos… Soy un republicano de 1931 y un comunista utópico. Soy ateo y clerófobo. Pasé siete años en la cárcel.

Víctor-M. Amela.- Se llama a sí mismo "piojo republicano"…

Al ser parte infinitesimal del universo y de la humanidad, soy un insignificante piojo. Y aposté por la Constitución de 1931, por la República, lo que marcó mi vida.

¿En qué sentido?

Defender la República me condenó a padecer siete años de prisión en penales franquistas: mi juventud, de los 17 a los 24 años.

¿Hizo la Guerra Civil?

Una semana: el 25 de julio de 1936 caí preso. Mi padre fue el primer militar leal muerto en Madrid en la guerra: la madrugada del día 19, el teniente coronel Ernesto Carratalá se enfrentó a compañeros sublevados en el cuarto de banderas del cuartel, y murió.

Pero la sublevación en Madrid fracasó.

Sí. Yo era de una célula comunista (Juventudes Socialistas Unificadas: Carrillo era nuestro jefe), el gobierno nos entregó armas y partimos al frente de Somosierra. Allí me ametrallaron las piernas, y caí preso.

Y empezó su periplo carcelario.

Éramos 40 presos y los falangistas querían matarnos. Lo evitó María Rosa Urraca Pastor, comisaria requeté, enviándonos al penal de Burgos. Fue la primera de las tres veces que he estado al filo de la muerte.

¿Cuál fue la siguiente?

Fui juzgado en consejo de guerra y condenado a morir fusilado, por culpa de un médico.

¿Un médico?

Como menor de edad no me pedían pena de muerte, pero el médico Elías Masager exploró mis vellos corporales, palpó mis testículos ¡y dictaminó que yo tenía casi 20 años!

Mayor de edad, pues: pena de muerte.

Yo tenía 17 años, pero aunque hubiese sido mayor, él debería haber dudado, ¿no? El juez le preguntó si estaba seguro, ¡y contestó que sí! ¡Maldito cabrón! Él era allí el único universitario…, y fue el más cabrón.

¿Soñaba usted con ser universitario?

En septiembre iba a matricularme en la universidad, e iba a actuar con Federico García Lorca en La Barraca… ¡Iba a disfrutar! Y acabé matriculándome en cárceles…

¿Qué le salvó del fusilamiento?

Cuando las penas de muerte de los 40 presos llegaron al general Cabanellas, no firmó mi "enterado": me la conmutó por 20 años.

¿Por qué hizo eso Cabanellas?

Era masón, como mi padre, y reconoció mi apellido. Fusilaron a todos, y yo me salvé por pelos: días después Cabanellas era sustituido por Franco, ¡que odiaba a mi padre!

¿Qué ideología tenía usted?

Quería el comunismo, y la vía era la revolución.

Hoy sé que toda obra humana es falible, y me quedo en comunista utópico.

¿Qué fue lo peor de sus años de penal?

La inactividad, el alejamiento de la vida. Y la humillación, ¡la humillación! Luego, el hambre, el frío… En eso lo peor fue la reclusión en el Fuerte San Cristóbal, en Navarra.

¿Por qué?

Subterráneo, incrustado en un monte, es de una lobreguez y humedad espantosas. El director del penal se enriquecía quedándose el dinero para comer: nos daban sólo un caldo claro. Vi morir a muchos presos de inanición. Aquello provocaría la mayor fuga de todos los tiempos, el 22 de mayo de 1938.

¿Se fugaron ustedes?

Unos valientes lograron abrir el fuerte y copar a los soldados que lo custodiaban. Y una barahúnda de 2.000 hombres salimos al campo entre gritos de "¡A Francia!".

¿Cómo acabó aquello?

Vi que no podría salvar los 35 kilómetros que nos separaban de Francia, y tomé mi primera decisión desde que fui herido: volví al fuerte. Y no fui el único. Hicimos bien: sólo tres fugados llegaron a Francia, a otros 207 se les mató como conejos en el monte, y el resto, detenidos: fusilaron a catorce.

¿Protagonizó algún acto heroico?

Uno. En la prisión de Astorga nos obligaban a misa diaria, y un día el capellán pidió que diesen un paso adelante los que no fueran a confesarse. Lo di… ¡y me quedé solo! ¡El único! Durante dos segundos me vi muerto…

¿Tanto peligro tenía aquel capellán?

¡Se paseaba por su parroquia con pistolón…! Pero a los dos segundos, otro preso dio un paso adelante. Y otro. Y otro… Y al final todos a mi lado. ¡Así salvé la vida otra vez!

¿Cómo salió de la cárcel?

Fui trasladado a la cárcel Modelo de Barcelona, y mi abuelastra intercedió por mí, y se dulcificó la pena. Salí en julio de 1943, ¡tras 2.356 días de cautiverio! Y a estudiar.

¿Luchó luego contra el franquismo?

Mire, Franco logró acobardarnos a la mayoría. ¡Tanta cárcel fue mucha cornada! Y no toreé más. Le diré que si al alistarme a mi célula yo hubiese sabido la que se me venía encima, ¡no me hubiese alistado! Cuando hay guerra hay vencidos: yo soy un vencido.

¿Se sintió mejor cuando Franco murió?

No, porque eso no cambió la historia: él venció y yo perdí. Mi moral es la del derrotado.

Pero sigue siendo usted republicano.

Sí. Y juancarlista, por pragmatismo. La transición fue transacción. Así, que Juan Carlos sea rey vitalicio; pero que Felipe se someta a referéndum si quiere serlo también.

Don Ernesto, ¿aprueba el propósito de rehabilitar nuestra memoria histórica?

¿Podemos juzgar a los muertos? No. ¿Podemos revisar los procesos de todos los piojos, desde el mío hasta el de Companys? No. Sólo podemos hacer una cosa: satisfacer a algunas familias que buscan unos huesos.

A usted ¿cómo podemos satisfacerle?

Es imposible.

PROFESOR MÍTICO

Ilustre piojo, ha sido durante medio siglo profesor de lengua castellana, "profesor mítico" para sus alumnos, título que le sienta bien a su frondosa barba y al declamatorio castellano que habla. En envidiable forma física y mental, me cuenta que últimamente empieza a sentirse "aburridillo": todos sus colegas han muerto. Fue adolescente revolucionario en días aciagos, y ahora relata su juventud carcelaria -Burgos, Fuerte San Cristóbal, Isla de San Simón, Astorga y Modelo de Barcelona- en Memorias de un piojo republicano (Pamiela), sin más revanchismo que el de anotar hechos. Ante su casa veo una sede de ERC y le pregunto por sus colegas republicanos: "Es que yo soy internacionalista", zanja.

La Vanguardia (10.02.2009)

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *