El capitán que no tuvo miedo

El capitán que no tuvo miedoSupervivientes republicanos rinden homenaje en Alicante al hombre que los sacó de España a bordo del ´Stanbrook´

El 'Stanbrook' fue el único barco que entró en una ciudad de la que 30.000 personas esperaban escapar

Salvador Enguix – Valencia.- No aparece en los libros de historia. Y pocos, muy pocos, conocen su hazaña. Pero el 28 de marzo de 1939, hace ahora 70 años, un marinero galés, el capitán Archibald Dickson, protagonizó un gesto heroico que siempre será recordado por aquellos a los que benefició; y por los familiares de estos. Aquel capitán, al mando de un viejo carbonero inglés, burló el bloqueo de los buques franquistas, y de los submarinos italianos de Benito Mussolini, y logró entrar en el puerto de Alicante y trasladar a Orán a 2.638 republicanos, a los que ya sólo les esperaba en España la muerte o un largo calvario en los campos de concentración y cárceles franquistas.

Republicanos supervivientes y sus familiares recordaron aquella hazaña el pasado domingo. Alicante, hace 70 años, fue el último puerto de la legítima República. Allí se concentraron casi 30.000 personas con la última esperanza de embarcar y zarpar hacia una nueva vida; lejos del miedo y el terror. La mayoría no lo logró, y entre ellos se encontraban personajes tan ilustres como Juan Peset Aleixandre, eminente médico valenciano que fue condenado a muerte en el año 1940.

Aquel día, el 28 de marzo, casi ningún barco se atrevió a entrar en el puerto, a pesar de la llamada de socorro de la República para salvar a aquellos que querían exiliarse. Eran personas a las que, además, se les había prometido el medio para alejarse de una España ya conquistada por las tropas franquistas. Pero el capitán galés Archibald Dickson sí se atrevió. Entró en la dársena y atracó. En poco tiempo llenó el viejo buque hasta los topes, tanto que tuvo que navegar escorado gran parte del trayecto hasta Orán. Se le prohibió entrar en la ciudad argelina, y amenazó con estrellar el barco contra los muelles si no autorizaban el desembarco. Su amenaza surtió efecto, y todos fueron desembarcados en Orán.

Helia González, superviviente y coprotagonista de aquella dramática aventura, recordaba: "Era tanta la gente en el Stanbrook en tan poco espacio, que no se cabía, no podías ni tumbarte". Los supervivientes recordaron el domingo que el miedo les acompañó durante todo el trayecto. Temían que un submarino italiano les torpedeara y los hundiera. De hecho, el capitán Dickson murió poco después a bordo de su nave, destrozada por un submarino italiano.

Los hijos de este héroe, Arnold y Dorothea, que ese día tenían 3 y 5 años, respectivamente, agradecieron el domingo que un grupo de supervivientes republicanos honraran la memoria de su padre. El acto, emotivo, sirvió también para reclamar que el Ayuntamiento de la ciudad, ahora gobernado por el PP, ponga el nombre del capitán a una de sus calles. Entre los asistentes al acto estaba el hispanista Ian Gibson, quien reconoció su "admiración" por la valiente decisión de un hombre que salvó la vida a tantas personas. El escritor alicantino Enrique Cerdán Tato subrayó que "en una Alicante llena de personas vencidas pero con principios intocables y la mirada alta, un hombre dio la talla de humanidad, integridad y solidaridad que precisaba ese momento".

La Vanguardia-Vivir (31.03.2009)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *