Visita del Presidente de EE.UU. a Turquía
Histórico discurso del presidente Obama ante el Parlamento de Turquía
UN REFRÁNTURCO "No se puede aplacar un fuego utilizando llamas", recuerda Obama
CONTRA EL TERROR "El futuro debe pertenecer no a los que destruyen, sino a los que crean"
Ricardo Ginés – Estambul.- "Estados Unidos no está en guerra con el islam y nunca lo estará". Este es el mensaje que el presidente norteamericano, Barack Obama, lanzó ayer desde el Parlamento de Turquía en un discurso histórico: un hombre de fe cristiana, descendiente de esclavos africanos y cuyo segundo nombre es Hussein, calificó a Turquía – país de mayoría musulmana y dotado de una estricta separación entre religión y Estado-como una "democracia fuerte y laica (…) cuya grandeza reside en estar en el centro de las cosas".
La vocación europea de Turquía, pese al reiterado escepticismo del eje franco-alemán, está, a juicio de Obama, firmemente anclada "por más que los puentes sobre el Bósforo" que unen Asia y Europa. Horas antes de su intervención en el Parlamento, ya dejó escrito en el mausoleo del padre de la patria que apoya "la visión de Atatürk de Turquía como una democracia moderna y próspera que da esperanza a su gente y que cumple el principio de paz en casa, paz en el mundo".
Un mundo en el que cabe Irán, país que ocupó un espacio decisivo en el discurso de ayer. Obama, que tiene familia musulmana, planteó a Teherán una disyuntiva con carácter de aviso: o buscan tener el arma nuclear o sirven a un "futuro mejor para sus gentes".
Esta visión de "una vida mejor" debe ir acompañada de "un esfuerzo más concentrado de arredrar, desmantelar y vencer" a Al Qaeda. Quitar a esta red terrorista mundial su santuario en la frontera de Pakistán y Afganistán es uno de los "objetivos comunes" de Ankara y Washington, señaló en el Hemiciclo turco: "El futuro – dijo Obama-debe pertenecer no a aquellos que destruyen, sino a los que crean".
Por ello hizo una apología de la lucha antiterrorista en Iraq y contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Turquía e Iraq, pero siempre acompañada de la retirada de tropas estadounidenses en agosto. En la misma línea, el hijo de una mujer blanca y un hombre negro afirmó negro sobre blanco que EE. UU. apoya firmemente "el objetivo de dos Estados, Israel y Palestina, viviendo uno al lado del otro, en paz y seguridad".
En todo caso, a juicio de Obama, antes de dirigirse hacia el futuro es necesario enfrentarse al pasado. Lo afirmó consciente de ser "presidente de un país en el que no hace tanto tiempo era difícil votar a una persona que tiene mi apariencia".
En Turquía, ese pasado difícil de dirigir está marcado por el contencioso armenio, algo que todavía dificulta las relaciones entre Washington y Ankara. Ayer, una pregunta formulada en este sentido por el Chicago Tribune iba dirigida contra esta línea de flotación de las relaciones entre ambos países. Y Obama lo esquivó elegantemente sin desmarcarse ni un milímetro de su asumida facticidad histórica del genocidio armenio: abogó por una "normalización" de las relaciones entre Turquía y Armenia.
El redoble diplomático frente al recurso a la violencia. Esa era la buena nueva que Obama traía al Bósforo porque, como el líder mundial explicó de forma gráfica y utilizando un proverbio turco, "no se puede aplacar un fuego utilizando llamas". Sin duda, también una crítica bastante directa a la anterior Administración en Washington.
Los resumió Obama en una frase de su histórico discurso: "Somos más fuertes cuando trabajamos juntos".
La Vanguardia (7.04.2009)