Antonio: Un grupo importante de personas anónimas que no militamos en UPyD, tanto catalanas como del resto del país, hemos estado haciendo una intensa campaña particular, sobre todo a través del correo electrónico, a favor de Sosa Wagner. Algunos somos muy críticos con el partido, y hemos estado a punto de mandarlo todo a paseo en varias ocasiones, pero hemos preferido continuar en el empeño porque creemos que es necesario combatir el nacionalismo. Es evidente que hay dinamiteros. Eso es difícil controlarlo. Te aseguro que no todos son ex militantes de UPyD o de C´s. Sin embargo, lo que sí puede hacerse es tomar nota de una vez por todas de la realidad sociológica catalana, si lo que pretendemos es revalidar la presencia de una opción no-nacionalista en el Parlament. Queda un año para las próximas elecciones autonómicas. Esperemos que C´s acabe implosionando y tengamos un problema menos, al margen de las dificultades técnicas que este proceso va a ocasionar. Tendremos que estar pendientes de los movimientos que se producen en este partido, pero lo más importante es lo que va a hacerse desde UPyD teniendo en cuenta la situación presente. Sigo insistiendo en el escaso entusiasmo que produce el partido en Cataluña. Los catalanes no-nacionalistas no logran identificarse con él. Lo ven como algo que puede tener sentido en Madrid o en otros lugares, pero lo perciben completamente ajeno a nuestra comunidad. Te aseguro que la entrevista que Sosa Wagner concedió a El País afectó negativamente a mucha más gente de lo que podéis imaginaros. Te lo digo porque lo he vivido. Afectó a los electores catalanes de izquierdas que leen El País o el Periódico y que no son nacionalistas. En este sentido, me costó mucho esfuerzo convencer a algunos conocidos para que prestaran su confianza a UPyD, pero tras conocer la entrevista dichosa me mandaron a paseo. Te aseguro que no me lo estoy inventando. Cosas como ésta han caído como un jarro de agua fría en el ciudadano descontento con la deriva nacionalista de los partidos tradicionales de la izquierda catalana, ciudadanos informados y contrarios al nacionalismo pero que no van a dar su confianza al primero que llegue. Son personas de izquierdas conscientes, gente que nunca votará al PP ni a nada que se le aproxime. En ocasiones, he comentado que fue un desacierto enorme por parte de UPyD no estar presente en las movilizaciones obreras que se han dado en Barcelona desde octubre. Esta apreciación no es únicamente personal, es común en todos los progresistas no-nacionalistas que estamos convencidos de que al catalanismo hay que combatirlo con un discurso socialista -lo de «social» también lo dice Duran i Lleida- en el corazón mismo del cinturón industrial barcelonés. No hay otra solución si lo que pretendemos es abrir una brecha en las murallas nacionalistas. Hay que retomar el sentido de la izquierda y dejarse de «liberalismos progresistas» y de todos los lastres innecesarios que los defensores de la unidad de España llevamos arrastrando desde hace tantísimo tiempo.
