Retrato de sociedad al petróleo

Desastre de BP en pozo marino, cerca de las costas de EE.UU. (2010)Bush y Obama les permitieron hacer perforaciones sin necesidad de planes de emergencia

Se nota mucho que el tema nos viene  grande. El petróleo lo conocemos envasado. Sufrimos el Prestige y acabó como el rosario de la aurora. Una vez tuvimos el sueño del petróleo y aún hoy es el día que uno no se puede reír porque ofendería el llamado sentir popular. ¡Petróleo en Burgos! Aquel momento estelar de nuestra historia cuando todos los periódicos, sin excepción, anunciaron que Dios había recompensado a Franco con la aparición de varios pozos petrolíferos en los secarrales de la Lora, vecinos a Ayoluengo, provincia de Burgos; allí donde los pueblos son feos y pobres, y los nombres largos y rotundos: Susinos del Páramo, Melgosa de Villadiego, Prádanos del Tozo… Fue un asunto sospechoso porque aseguraban que la Divina Providencia se lo había regalado al Caudillo en el mismo momento en que se inauguraban los XXV Años de Paz. El hecho de que fuera en la primavera de 1964, cuando el ministro Manuel Fraga hacía sus primeras armas en ese oficio de tinieblas, provocó sospechas. Todo era en blanco y negro, como la televisión de entonces. Quizá por esos antecedentes podemos hoy decir que nos viene grande el asunto de la BP en el golfo de México.

Ya habrá guionistas de Hollywood trabajando sobre el tema, porque la realidad, su carácter brutal y desmedido, enriquece de tal modo la historia, que tiene visos de increíble. Lo sorprendente del cine es que apenas inventa nada, le basta con tener las antenas desplegadas y ser receptivo a todo lo que surge, especialmente en la basura; la basura es rica en nutrientes. La sociedad norteamericana, modelo – aseguran-de control y atención sobre sus políticos y sus instituciones, convertida en un puñado de ridículos cantamañanas incapaces de ponerle coto a una de esas agresiones sociales tan devastadoras como una guerra bacteriológica.

Nos acercamos pavorosamente a los 40 días de una de las catástrofes ecológicas más incalculables del planeta, y no sabemos nada. A los 40 días de la explosión que se llevó por delante a once trabajadores, muertos en la peor muerte, aquella donde no es posible encontrar ni los cadáveres. ¿Qué sucedió el 20 de abril en la plataforma petrolífera Deep Water Horizon?¿Dónde están los que saben puntualmente qué ocurrió, cinco horas antes de la tragedia, cuando empezaron a detectarse problemas, porque no extraía petróleo sino lodo? No sabemos tampoco qué sucedió dos horas después, cuando sorprendentemente sólo salía agua. La única certeza es que a las 21.45 de la noche del 20 de abril la plataforma explotó por los aires y las aguas, yque se tragó a once trabajadores. La única fuente conocida, el técnico electrónico Mike Williams, pudo desplazarse 30 metros – ¿braceando en alta mar y en aquel chapapote?-y contar las poquísimas cosas que la empresa ha querido filtrar.

Ahí entramos ya en el retrato de Estado. La catástrofe ecológica más inmensa de la historia de Estados Unidos – con toda seguridad superior, por características y volumen, a la del Exxon Valdez de 1989-no tiene quien la escriba sin pasar antes por la oficina de la empresa responsable. ¿Y quién es la todopoderosa petrolera capaz de estar burlando al Estado norteamericano, a la administración, a la prensa y sobre todo a la ciudadanía? La British Petroleum, conocida por sus siglas BP. No hace falta ser especialista, basta con quedarse en curioso de la historia del mundo en el siglo XX para que cuando pronuncie British Petroleum a uno le recorra cierto escalofrío.

La BP no es una empresa normal, sino lo más parecido a un estado multinacional que se rige por una constitución muy simple: el máximo beneficio al precio que haya que pagarlo. Y eso quiere decir que organizó golpes de Estado, pagó desestabilizaciones en medio mundo, cubrió de oro otras estabilizaciones, incluso los mapamundis que nosotros estudiamos deben más a British Petroleum que a las sociedades geográficas. Hay países que deben sus fronteras a la voluntad inequívoca de la BP. Eso sí, el interés está condicionado a dos productos estrella, el petróleo y el gas. Pero no se crean que es una simple voracidad imperial, así a secas y en bruto. La cosa es tan elaborada y múltiple que son innumerables las ONG participadas por BP; he sabido que además tienen una propia, cuyo nombre ahorra mayores explicaciones, Nature Conservancy.

Para entender algo de esa monstruosa paradoja que es ver al Estado más poderoso de la tierra desarbolado ante la catástrofe provocada por una plataforma petrolífera a 70 kilómetros de la costa de Luisiana, es necesario reseñar algunos detalles. British Petroleum es el principal productor de gas y petróleo en el golfo de México, y como expresaba a un gran diario norteamericano un experto, que insistió sobre todo en que no fuera identificado, «todo el mundo sabe que en el golfo de México el petróleo es la ley». De donde cabría deducir que la ley la aplica la British Petroleum. En el año 2008 cada miembro de la comisión de Energía de la Cámara de Representantes de Estados Unidos recibió de BP la modesta cantidad de 37.000 dólares por cabeza.

En política no basta con el dinero, se necesita talento. Mientras las compañías petroleras apostaron por el tándem Mc-Cain-Sarah Palin, la BP se decidió por Obama; unos discretos 71.000 dólares. El sistema norteamericano es más transparente que el español, pero no menos tortuoso; no consiente que las empresas pongan dinero por los candidatos pero sí pueden hacerlo los directivos de esas empresas; ahora bien, las empresas sí pueden comprar a los políticos ya elegidos y formar un lobby. Peculiaridades del sistema que consienten, en definitiva, hacer algo tan humano y delicuencial como aquí: alquilar la voluntad política a precios razonables, eso que se llama el equilibrio del mercado. Yo invierto dinero en ti, siempre y cuando me ayudes a fructificar el capital. Un día de estos tenemos que aplicarlos a nuestros casos familiares, Pretoria y Millet. Y por supuesto Gürtel, no vaya a ser que alguien nos vea el plumero de nuestro inconfeso españolismo. La gente se está idiotizando a marchas forzadas, como en un bautismo, de repente.

La importancia de lo que está ocurriendo en Estados Unidos no es una prueba de que en todas partes cuecen habas, sino de que la impunidad con que funcionan empresas como BP se la da su envergadura de estados corruptores. Bush y Obama les permitieron hacer perforaciones petrolíferas sin necesidad de planes de emergencia, de tal modo que los yacimientos que se explotaban en el 2009 tenían unas justificaciones ante la opinión pública y política que rezaban así: «No es probable que…». Y no hacía falta ser adivino para que llegara la incontrovertible ley de Murphy. Pasó lo improbable, es decir, lo peor.

Y empezaron las mentiras. No es verdad que desde el día de la explosión estén echándose al mar 800.000 litros diarios, que es una cantidad desmesurada y que confirma la empresa BP, sino diez veces más. Lo que ha hecho y dicho BP desde el mismo día de la catástrofe no es más que un intento de ser ella quien sustituya al Estado en todo, desde la información – fotografías incluidas-hasta la dosificación de las falsedades y el sellado de bocas y conciencias. Bastaría un detalle, divertido si no fuera una prueba de la impunidad del sistema. Ha sido destituido el director encargado de la supervisión de prospecciones en alta mar, Chris Oynes. Muy bien, un gesto de autoridad del Estado. Si usted araña un poco más se entera de que en realidad ha dimitido. Pero si usted sigue arañando descubre la auténtica verdad de una mentira: ni se le ha destituido, ni ha dimitido. Sencillamente ha adelantado su jubilación, que le correspondía el próximo 30 de junio.

El petróleo continúa saliendo, pero hemos tenido ocasión de mostrar a Kevin Costner en su nueva faceta de empresario ecologista. Separa el agua del petróleo. Hosanna. A lo mejor es verdad y resulta que nos han tomado la medida de nuestra estupidez.

Gregorio Morán

La Vanguardia (29.05.2010)

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