Siempre que salgo de España, me admiro

Siempre que salgo de España, me admiro de lo soberbios que somos; nos creemos el centro del mundo -esta enfermedad está, especialmente, avanzada en los nacionalistas-. La realidad es bien distinta: el pasaporte español causa admiración y respeto, pero, no pintamos casi nada en el planeta… ¿Cataluña?… ni siquiera eso: no saben, no contestan. ¡Menos humos!

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