Tras la resaca electoral

Hubo elecciones en Cataluña, CiU vuelve a ocupar la Generalitat, tras el ínterin de 8 años de tripartito, y vuelve por la puerta grande. La chapuza estatutaria de Maragall, Montilla y sus secuaces de PSC, ERC e ICV, con la colaboración estelar de Zapatero, les dejo el camino expedito. El “molt horonable” Mas retoma el liderazgo del nacionalismo catalán investido de un aura de “fortaleza”, “legitimidad” y “seguridad” como solo un catalanista de “socarrell” puede hacerlo. Nada que ver con esos “xarnegos” sobrevenidos y los gritones “soberanistas” -amigos comunes y tontos útiles a la vez- Cataluña volverá a ser la sociedad dual de siempre, donde los de siempre y los advenedizos continuarán adormilados y autocomplacientes, una balsa de aceite que se desliza en el camino bien diseñando de la “construcción nacional”, esa meta imaginaría  tan útil para los chanchullos habituales del presente.

Estas últimas elecciones aparte de la victoria de CiU tienen otras consecuencias que desde una perspectiva “no nacionalista” es preciso analizar.

El PSC pierde votos por su segmento nacionalista y por el no nacionalista. Pero mientras los primeros no tienen problema para migrar a planteamientos de derechas (CiU) pero nacionalistas, los segundos se quedan en casa.

El PSC previsiblemente se enrocara en su nacionalismo o “catalanismo trasversal” como gusta decir al nuevo referente catalán-socialista Jordi Hereu.

Lluis Orriol en su artículo “¿Por qué el PSC es «catalanista»?” nos ilustra sobre la doble alma del PSC que sin embargo desatiende los intereses de la mayoría de sus votantes: los socialistas no nacionalistas, ello es debido a la alta fidelidad de este sector que o votan PSC (mejor dicho PSOE) o se abstienen; mientras el alma nacionalista, minoritaria, tiene facilidad para cambiar su voto siempre en clave catalanista. La conclusión de Lluis es clarificadora: “Es previsible que los líderes socialistas acaben considerando como estrategia más racional reforzar el perfil catalanista del partido”. Es evidente que esa opción condena a la sociedad catalana a una permanente alternancia en el gobierno de la Generalitat entre nacionalitas y …….. nacionalistas.

Julio Villacorta, antiguo dirigente del PSC y ahora en UPyD, contradice o mas bien matiza a Orriol al afirmar que la única alma del PSC es catalanista y que en todo caso hay “dos polos de poder”, uno nacionalista liderado por Raimón Obiols y Nou Cicle, generando las estrategias para mantener la hegemonía nacionalista en la sociedad catalana, tanto que hasta cuando perdía Obiols afirmaba: “he ganado; Cataluña, en su autogobierno, avanza”. No creo que en este caso la conclusión sea distinta. El otro polo lo forman los capitanes “un sector que tiene la mayoría sociológica del partido y que, igual que hace tiempo, siguen sin discurso político pero sí tienen ambición de poder”. Un sector que controla el partido pero aplica las políticas diseñadas por los nacionalistas.

Rafa N., desde su blog “Las cartas de Rafa”, nos dice que “la hegemonía  catalanista en el Parlamento (de Cataluña), no es que sea nueva, sino que se acrecienta” tan solo ha habido un trasvase de votos dentro de la familia del “Partit de Catalunya”, achaca el crecimiento de la citada hegemonía a la meritoria ineptitud y perdida de rumbo del tripartito. Pero entiende que el problema viene de más lejos: “la dinámica política que aprisiona la vida política de  Cataluña arranca del resultado de la Transición y en particular del devenir de  la Asamblea de Cataluña .. Es particularmente útil para entender la vigencia  de la hegemonía del principio de transversalidad catalanista como factor  prevalente sobre cualquier otro .. En mi  opinión, cuando se decantó la situación fue, en particular o con mayor  precisión, durante y con motivo de la inversión de fuerzas entre 1977 y 1981,  cuando las organizaciones políticas transversales (nacionalistas) -con el PSUC  en cabeza- fueron consumando la usurpación de la fuerza y hegemonía que habían  tenido los movimientos sociales y políticos antifranquistas entre los años 1964  y 1977”.

Este párrafo es útil para entender la imposibilidad de un giro, de un abandono de los postulados nacionalistas del PSC y/o de ICV. Por que de esa usurpación siguen viviendo las elites nacionalistas, habiendo asumido la clase trabajadora en Cataluña una subalternidad at eternum, manteniendo una fidelidad a unas siglas, cuyos dirigentes (cabos furrieles mas que capitanes) hace tiempo les han traicionado y vendido por el plato de lentejas de ser admitidos –ilusos- en el elitista club de la “familia nacionalista”, con sus prebendas y corruptelas tapadas bajo la bandera cuatribarrada.

No podemos dejar de analizar las opciones que se reclaman, desde la transversalidad, como representantes del sentimiento no nacionalista.

CiUdadans no crece y se estanca, ha subido ligeramente, pero ante la bajada de la fuerza a la que supuestamente disputaba sus votos (PSC), queda claro que es una opción que la ciudadanía no identifica de izquierda. Puede ello ser debido a que su diferencia con CiU es tan solo en el tema lingüístico, el resto ya les va bien, ¿la cosa es pillar cacho!. Y se ha convertido en algo útil para el proceso de “construcción nacional”. Están bien controlados y son necesarios para que los descontentos no acudan a otras posibles formaciones “descontroladas”.

UPyD confiaba en un desmoronamiento natural de C’s, y en esa vida contemplativa ha obtenido lo que se merecía… nada. No contaba que al nacionalismo un partido como C’s es muy útil como “alter ego” justificativo, manipulable y comprable.

UPyD y C’s, independiente de su autodefinición, representan una opción en competencia directa con el PP y parece claro que no consiguen atraer el voto de izquierda no nacionalista. UPyD  puede aspirar a, una vez consolidada en el resto de España, ir trasvasándose paulatinamente los votos de C’s. El proceso será lento y responde a intereses partidistas, no al interés social de esa minoría no representada.

Es verdaderamente triste como la derecha se consolida en Cataluña. Tanto en los que se definen como nacionalistas, o catalanistas como gusta denominarse al PSC -aunque es exactamente un nombre distinto para denominar lo mismo, que por definición es una ideología reaccionaria y de la derecha.- Y C’s y UPyD que hablan de la transversalidad igual que lo hace la derecha, es decir para ofrecer soluciones liberales o lo que es peor populistas, mientras siguen olvidándose de la masacre social que día a día viene produciéndose.

Del PP nada que decir son declaradamente de derechas y siempre van a lo suyo.. nunca mejor dicho.

Como dice Rafa N. la abstención y el voto en blanco son la autentica mayoría absoluta en estas elecciones, constituyendo el autentico hecho político diferencial de Cataluña. Nosotros  lo concretaríamos en que existe una mayoría silenciosa en Cataluña que no tiene representación política, y parece claro que mucho tiene que ver con ello el pacto transversal del llamado PUC o Partit de Catalunya, que formalizó en su día el Pacto del Tinell, que más contra el PP, buscaba afianzar la hegemonía nacionalista.

En el final del Franquismo esa mayoría silenciosa empezó a organizarse a través de movimientos sociales y asociaciones para tener voz propia. Con la transición esa voz se materializó en los partidos políticos, que en general vehicularon el ansia de democracia, sin embargo en la sociedad catalana, tal como nos dice Rafa N., el nacionalismo se hizo hegemónico impidiendo la existencia de partidos de izquierda no adscritos a dicha ideología totalitaria. 

¿Qué hacer?

Si el PSC e ICV son parte inherente del PUC y por ello convencidos nacionalistas, si la transversalidad de C’s y UPyD ha demostrado que sirve para entrar en el pesebre de los fondos públicos de la casta política, pero no para convertirse en representantes de todos los que consideran al nacionalismo como un peligro para la democracia, de todos los que se nutren del conjunto de ideas, que en torno a la libertad y la igualdad, permitió a la humanidad progresar y superar etapas semiesclavistas y dictatoriales -de militares y de mercados-, en definitiva de todos los que pensamos que la izquierda es necesaria y que debe ser el ariete que contenga a los nacionalistas y los ubique en su espacio natural, la ultraderecha, una vez se logre eliminar la piel de cordero democrático con la que se disfrazan.

Pero ¿Cómo construir una respuesta que permita aglutinar a tantos que se van a sus casas, que se abstienen, que votan en blanco? ¿Cómo conseguir una representación política que permita vertebrar una respuesta transformadora?.

En su día unos ciudadanos propusieron volver a Refundar el Socialismo en Cataluña, denunciar que el proceso fundacional que aparentemente reunió en el PSC a diferentes familias socialistas significo la neutralización del Socialismo en Cataluña, transformado, a partir de entonces, en un partido nacionalista más, adscrito al Partido Único Catalán.

Esa idea sigue vigente y sigue siendo una oportunidad de oro justo en un momento en que los recursos públicos empiezan a declinar y las tendencias más lombardas se lepenizan aún más, como medio de mantener los privilegios de casta política y de grupo étnico en un entorno de debacle social.

El socialismo, la Izquierda, vuelve  a ser la respuesta necesaria, tanto al nacionalismo como a la crisis económica.

Refundemos el Socialismo, contactemos con esos anónimos militantes que volvieron a sus casas impresionados por que sus apellidos no coincidían con los de la elite, por que su dominio de la lengua aceptable, no era suficiente, de aquellos que observan como las propuestas sociales quedan relegadas a posiciones subalternas ante exigencias de la transversalidad del nacionalismo identitario, étnico al fin.

Tendamos la mano a los socialistas del resto de España, a aquellos que desean recuperar el viejo espíritu fundacional de Pablo Iglesias, a aquellos que observan como los recursos dilapidados por las elites autonómicas son robados a quienes realmente los necesitan, a los que sufren la tortura del paro, de las restricciones de sanidad, de las penurias del sistema educativo, a aquellos hartos de la excusa de los hechos diferenciales para justificar el mantenimiento de privilegios forales, propios del antiguo régimen….. Y es evidente que somos muchos.

Solo desde un proyecto de reconstrucción del socialismo podremos romper con el famoso absentismo diferencial e incorporar al proyecto a una amplia base social.

Vicente Serrano Lobato y Félix Pérez Romera
Barcelona, jueves, 16 de diciembre de 2010

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