El Síndic de la Nació

Rafael Ribó

Y el Síndic se cabreó. Y la tribu se puso de su parte. Y él pidió comparecer en el Parlamento. Y ocurrió lo que ocurre en esta comunidad cada vez que se empeña en actuar como Estado sin serlo: se envolvió en la bandera y arremetió contra ‘El Mundo’.

Datos destapados por El Mundo: Rafael Ribó, Síndic de Greuges de Cataluña, o sea, el Defensor del Pueblo de esta comunidad autónoma, ha realizado 44 viajes alrededor del mundo entre los años 2010 y 2011 con una duración de 107 días (él confirmó ayer en el Parlamento de Cataluña, 73) y un gasto de 83.767 euros (si incluimos asesores, se eleva a 155.000 euros). Un viaje cada 15 días.

Y el Síndic se cabreó. Y la tribu se puso de su parte. Y él pidió comparecer en el Parlamento. Y ocurrió lo que ocurre en esta comunidad cada vez que se empeña en actuar como Estado sin serlo: se envolvió en la bandera, arremetió contra El Mundo y la cloaca reaccionó como un clon en defensa del negocio nacional. Para explicar la extravagancia, días antes la había justificado así en TV3: «Llevo la senyera por el mundo». Ese salvoconducto, por sí sólo, es suficiente para justificar cualquier cosa en Cataluña. El Síndic de Greuges lo sabe, con él está a salvo, por eso, y a pesar de que el cometido de esta institución es defender a los ciudadanos de los abusos de la Administración, no tenga el menor rubor para dedicar dinero, tiempo y energías en hacer proselitismo de la construcción nacional alrededor del mundo. El propio Parlamento ­–así se encargó de remarcarlo él mismo al principio de su intervención–, le ha dado manos libres en su labor internacional para hacer lo que haga falta, si su labor redunda en hacer «más país, más Estado, más nación». Amparado en esa actitud nacionalista, sabía que la actividad viajera denunciada por El Mundo sería inobjetable si se presentaba como víctima de un diario anticatalán.

Se vio desde las primeras palabras de su comparecencia: la información publicada no solo era tendenciosa, sobre todo la publicaba un medio que estaba en contra de Cataluña. No lo nombró, pero se envolvió en la bandera para colocarle el estigma de enemigo de Cataluña mediante una frase extraída de uno de sus editoriales: «el modelo autonómico es una insoportable rémora para España». ¿Qué se puede esperar de un diario así? venía a decir autosuficiente. La deducción era de parvulario. Jugaba en casa.

En Cataluña puedes ser un caradura, un vividor, un prevaricador, un corrupto, o abusar de una posición de poder para excederte en tus atribuciones institucionales con la disculpa de ser el representante europeo del Instituto Internacional del Ombudsman, como es este caso, pero si trabajas para y vives del negocio nacional, estás a salvo de toda crítica.

Todo el arco parlamentario, menos el PP apoyó su labor (C’s no está presente en esta comisión). Ese mismo arco parlamentario nacionalista, incluido el PSC, intentó mediante el Estatuto impedir que el Defensor de Pueblo español tuviera competencias en Cataluña. O lo que es lo mismo, que ningún ciudadano catalán pudiera recurrir ante el Defensor del Pueblo de España. Tenían sus razones, sobre todo las tenía el propio Síndic de Greuges, Rafael Ribó, que a fuerza de rechazar las quejas de padres por no poder estudiar sus hijos en castellano, y negarse a denunciar a la Administración por las multas lingüísticas, la mayoría de peticiones de amparo se han dirigido al Defensor del Pueblo de todos los españoles. Es curioso que tenga convenios de cooperación, pagados con nuestro dinero, con los Ombudsmans de los países balcánicos y pretendiera echar al Defensor del Pueblo español del territorio catalán.

Un día creí en este Síndic, me prometió que cuando los tribunales emitieran sentencias favorables a favor de este derecho, él intervendría. Cinco sentencias del Tribunal Supremo no han sido suficientes. Y encima ha tenido la caradura de decir en Intereconomía, que «en Cataluña no tenemos problemas lingüísticos», además de asegurar que no le ha llegado «ni una sola queja sobre el particular». Miente. Hay docenas de quejas que él no ha dado curso. ¿Qué defensor del pueblo puede ser un tipo que se pasa la vida haciendo patria alrededor del mundo y se niega a defender los derechos lingüísticos de los ciudadanos que le pagan los 121.221 euros que cobra al año? Les recuerdo que el presidente del Gobierno español cobra únicamente 78.000.

Tengo interés a cuánto ascienden las dietas de estos viajes. Nada ha dicho de ello. Suele ser una pasta que no está contemplada en el sueldo.

Antonio Robles

Libertad Digital (22.06.2012)

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