Los titulares de la prensa alemana del sábado hablaban de la doble humillación, la doble goleada contra Alemania
Pues todos contentísimos con la proeza de la Roja, pero, como ya señaló alguno en tono jocoso, que Italia y España vencieran a los alemanes en la Eurocopa no es la mejor manera de amigarse con los socios del Norte en este duro momento de construcción o destrucción de la UE. Es una broma, claro, pero tiene su oculta trastienda de verdad. Hace unos días una televisión alemana me hizo una entrevista sobre la crisis. La periodista, estupenda, dijo que quería “rebatir los tópicos que circulaban sobre España”. Y al hilo de sus preguntas fui deduciendo el retrato de cómo nos ven: somos unos zánganos, no pagamos nuestros impuestos, no queremos trabajar, no somos serios, no nos preocupa la crisis y seguimos bebiéndonos nuestras cervecitas al sol como si nada y esperando que Alemania nos saque las castañas del fuego con el dinero que ellos han ganado con el sudor de su frente.
Irritante, ¿verdad? Pero también es irritante o, mejor dicho, preocupante, esa creciente inquina que se está atizando en nuestro país contra los alemanes, capitalistas implacables, ladrones que nos están estrujando las mantecas, culpables de todos nuestros males por su intolerancia, usureros, tiranos y chupópteros. Una de las peores cosas de esta crisis es que está socavando la idea de la UE en su base misma: en el deseo social de ser europeo, en la construcción de un futuro común, de una confianza mutua. Los titulares de la prensa alemana del sábado hablaban de la doble humillación, la doble goleada contra Alemania. La bestia del nacionalismo (esa enfermedad infantil del ser humano, como decía Einstein) levanta la cabeza a poco que te descuides. Es fácil ser tolerante, sensato y generoso en las buenas épocas. Serlo también en las malas es lo meritorio y lo importante. (PD: que el jolgorio no nos haga olvidar la tragedia de Valencia).
Rosa Montero
El País (3.07.2012)
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