Exit International

Quema de banderas en la Diada 2012

Hay algo más preocupante. Sánchez-Camacho dice de Mas que ha dejado huérfana a una parte de la ciudadanía catalana. Será su padre, diputada. Porque el que está dejando huérfanos a una gran parte de catalanes es el Gobierno del Estado, mudo y en parálisis

Chacón tiene una probada facilidad para sintetizar la estulticia ambiental. Dijo que no iría a la manifestación de Barcelona, pero que respetaba las ideas de los que fueran. Es la estrategia del político supuestamente astuto: complacer a los que van y a los que vuelven. Pero no. Las ideas de la manifestación no merecen respeto, porque están basadas en las mentiras y la ignorancia. El que no padezca estas enfermedades sabe que la secesión no mejoraría la circunstancia económica de los catalanes, sino que supondría su agravamiento fatal.

Las mentiras arrancaban del lema: Cataluña, nuevo Estado de Europa. Cuando la verdad, respecto a Europa, estaba en la acción de los siniestros encapuchados que quemaron por vez primera en la ciudad la bandera europea, un hecho de insoportable simbolismo para los que siempre han estado más cerca de Montpellier que de Alcorcón. La secesión sería la incineración del proyecto europeo en Cataluña. Un èxit.The exit. La salida hacia el columbario. La votación en urnas cinerarias. Todo esto lo saben los convocantes, aunque no la patética carne de cañón a la que llevan en trenes pagados con dinero público. Y lo sabe la diputada Chacón, por más que en este punto no sorprenda su respetuosa prudencia. Al fin y al cabo la maniobra nacionalista que pretende cargar sobre el resto de España la responsabilidad de la ruina enmascara también la vergüenza del Gobierno tripartito, el responsable principal de que una parte de la ciudadanía, hasta entonces no contaminada por el nacionalismo, haya perdido sus referencias morales y el sentido de la realidad.

Ningún respeto. La manifestación merece que las mentiras y el cinismo que la sustentaron sean combatidas. Nadie espera que la diputada Chacón destaque en el empeño. Pero hay algo más preocupante. Alicia Sánchez-Camacho, otra de facilidad probada, dice del presidente Mas que ha dejado huérfana a una parte de la ciudadanía catalana. Será su padre, diputada. Porque el que está dejando huérfanos a una gran parte de catalanes es el Gobierno del Estado, mudo y en parálisis. Y cuyo presidente aún no ha desconvocado («por problemas de agenda»: no hay que perder la formas) la reunión del 20 de septiembre, donde va a tratarse el anunciado chantaje del fiscalista.

Arcadi Espada

El Mundo (13.09.2012)

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