Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno español, se enfrenta a la pelea de su vida a medida que las denuncias sobre oscuros fondos secretos engullen a su partido y su gobierno. Esta bomba no podía haber detonado en un peor momento, con una población que sufre un desempleo récord y una austeridad sin precedentes, y ya enfurecida por una serie de escándalos de corrupción.
El gobierno tiene que llegar al fondo de estas cuestiones, hasta ahora no probadas, si quiere sobrevivir.
Después de una reunión de emergencia del comité ejecutivo del gobernante Partido Popular el sábado, el señor Rajoy negó haber recibido pagos irregulares de su partido, dando su palabra en público y empeñando su reputación e integridad personal. «Eso es falso», dijo: «no he recibido ni distribuido dinero negro».
Esto no significa que el asunto no pueda convertirse en otro caso de sobornos –supuestamente proporcionados en este caso por las empresas de construcción– acumulando polvo en los tribunales españoles, notoriamente lentos. Y no va a ser suficiente que el mismo partido se otorgue un certificado de buena conducta, como hizo el sábado después de una investigación interna superficial.
El escándalo estalló después de que el izquierdista diario El País publicara lo que dice son las cuentas secretas de Luis Bárcenas, el ex tesorero del PP, de pagos ilegales a funcionarios del partido de alto nivel, entre ellos el Sr. Rajoy, que se remontan a 1997.
El Sr. Bárcenas ya está implicado en otro escándalo distinto por financiación ilegal del partido, a través del cual se descubrió que posee 22 millones de euros en una cuenta bancaria en Suiza no declarada. Él niega que las cuentas publicadas por El País fueran elaboradas por él, aunque peritos calígrafos consultados por el periódico dicen que sí lo han sido.
Existen, además, corroboraciones circunstanciales que indican que pueden haber existido dos grupos de cuentas. Algunos funcionarios del PP han confirmado que los pagos correspondientes a sus nombres en el expediente de Bárcenas tuvieron efectivamente lugar.
El Sr. Rajoy y sus colegas tienen ahora la intención de publicar sus declaraciones de impuestos para el período en cuestión, a pesar de que esto no puede refutar si hubo pagos secretos en efectivo. Pero tiene la urgente necesidad de responder ante el tribunal de la opinión pública si el Gobierno del PP está detrás de este escándalo.
España sigue peleando contra la crisis económica más desgarradora de la era democrática, en un momento en que casi todas sus instituciones, desde la monarquía hasta el poder judicial, muestran signos de putrefacción. Debe haber una investigación exhaustiva, transparente e independiente de las supuestas cuentas de Bárcenas. Ni el gobierno ni el país pueden permitirse menos.
Editorial, Financial Times, 04-02-2013
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