¿Qué le dirá Rajoy a Merkel?

Acabamos de escuchar las explicaciones del pesidente del Gobierno, Sr. Rajoy. No hay nada de nada. La fortuna del Sr. Bárcenas no sabe de dónde viene y en todo caso nada que ver con sus funciones de tesorero del PP durante muchos años. Por lo visto el presidente del PP no tiene ninguna responsabilidad política en el comportamiento del que fue su tesorero por él nombrado y mantenido. El argumento de que ganaría más en su profesión de registrador de la propiedad que dedicado a la política ni viene a cuento ni prueba nada.

Por lo visto tampoco la ministra Mato tiene nada que reprocharse. Si la trama Gürtel pago los viajes y fastos familiares es un problema de su marido. Ella no sabía nada y tampoco se le ocurrió preguntar. Aquí hay más de una cónyuge que no sabía ni quería saber nada de cómo se financiaba el tren de vida familiar. El gran anuncio de que Rajoy hará públicas sus declaraciones fiscales es una tomadura de pelo. Primero porque ya lo son, como diputado que es su declaración de la renta ya es pública y se puede consultar en la página web del Parlamento. Y además los ingresos en B, si los hubiese, no se suelen incluir, por definición, en la declaración de la renta. De manera que a los efectos que nos ocupa esa información carece de capacidad probatoria.

Pero de responsabilidades políticas nada de nada. Ni aquí ni en Unió por el caso Pallerols, ni en CiU por el caso Palau, ni en la Fundación Ideas por el abracadabrante caso de la fantasmagórica global observer Sra. Martín. Todavía están colgadas en alguna página web los agradecimientos del Sr. Mulas a tan insigne colaboradora por ayudarle a escribir un artículo sobre la amenaza yihadista en Somalia, (interesante tema por cierto) sin saber que era su mujer.

El espectáculo empieza a pasar del bochorno a la inquietud. Así lo recoge la prensa europea cuya lectura refleja bien nuestra triste realidad. Varios medios se hacen eco de la petición colgada en www.change.org para que dimitan los dirigentes del PP que ha recogido en pocas horas 250.000 firmas. Como decía el cardenal de Retz cuando los que gobiernan pierden la vergüenza el pueblo les pierde el respeto.

Una cita textual de un gran periódico europeo resume la cuestión :”Estos acontecimientos se suman a una larga lista de escándalos de corrupción a los que no escapan ningún partido ni ninguna institución. Cuando en España se llega a 6 millones de parados, el 26 % de la población activa, y el Gobierno pide nuevos sacrificios a los ciudadanos como consecuencia de sus políticas de austeridad, esos nuevos escándalos, (y yo añado que bien aderezados por la imagen de Bárcenas con ostras y champán y la truculencia vodevilesca de Amy la globalista), aparecen como insoportables”.

Según el barómetro del CIS la corrupción política es la tercera preocupación de los españoles, por encima de la seguridad el terrorismo y la salud. Los partidos políticos son las instituciones menos valoradas. La confianza que inspira el Sr. Rajoy está bajo mínimos, el 75 % no confía en él, pero el líder de la oposición, a pesar de sus denodados esfuerzos y la seriedad de muchas de sus propuestas, inspira todavía menos confianza que el propio Sr. Rajoy.

Así es como nos describen los medios europeos y su descripción se parece bastante a la realidad. Y aunque Rajoy no quiera contestar a las preguntas de los periodistas en casa, será difícil que no hable de todo eso cuando vaya a Berlín a ver a la Sra. Merkel. No solo de reformas macroeconómicas viven las exigencias de Bruselas, es decir de Berlín. Desde este punto de vista somos alumnos aplicados y nadie podrá negarle al gobierno del PP que esté aplicando con ardor los ajustes que se le piden empujando al país en una espiral recesiva que causa un gran sufrimiento social. Pero también en Europa querrán saber de la calidad de nuestras instituciones y de la capacidad que tienen los gobiernos de exigir sacrificios. Sobre todo porque por allí son bastante más exigentes en eso de las responsabilidades políticas. Hay ministros de la Sra. Merkel que dimiten por plagiar algunos párrafos de su tesis doctoral.

Pero si levantamos la vista de este lodazal y volvemos a mirar los indicadores macroeconómicos, pongamos atención a la próxima publicación de la estimación del déficit público de 2012, que está al caer. Podría situarse en el 8 % en primera estimación, aunque ya sabemos que luego se suele corregir al alza como ocurrió en el 2011. Si descontamos las ayudas al sector financiero, que no se toman en cuenta para desencadenar un procedimiento por déficit excesivo, estaríamos en el 7 %. Bastante por encima del 6,3 % pactado con la UE después de ásperos debates. Recordemos que el objetivo que se nos había impuesto era el 4,4 % que fue elevado primero al 5,3 % cuando se conoció que el déficit del 2011 era el 9,4 %, y al 6,3 % en julio pasado cuando los tipos que pagábamos por nuestra Deuda llegaban al 7 %.

El objetivo de reducir el déficit al 3 % del PIB se ha pospuesto también al 2014. Pero rebajar el déficit 4 puntos en dos años en medio de una recesión es una estrategia ineficaz y contraproductiva. En los tres años, 2010, 2011, 2012, se habrá reducido 3,2 puntos con respecto al pico del 11,2 % alcanzado en el 2009.Y esa escasa reducción es debida al hundimiento de los ingresos fiscales, a su vez consecuencia de la caída de la actividad como muestra que el PIB haya disminuido casi un 6 % desde que empezó la crisis (primer trimestre del 2008). A pesar de los aumentos de tipos impositivos, la recaudación por IVA ha disminuido un 47 % en el periodo 2007 -2012 y los impuestos directos un 45 %.Y por primera vez en su historia la Seguridad Social tendrá un déficit del 1 % del PIB.

Solo si volvemos a crecer podremos recuperar el equilibrio presupuestario mediante un aumento de los ingresos fiscales. Y para eso sería mejor una estrategia de rigor más gradual, con reducciones del déficit del orden del 0,5 % anual. De eso tendrán que hablar Rajoy y Merkel, pero la sombra de Bárcenas y tutti cuanti se proyectará inevitablemente en ese diálogo y hará que nos tomen poco en serio.

Josep Borrell, La República de las Ideas, 04-02-2013

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