Petras no deja de ser coherente con lo que piensa. Para él, el apoyo que deba prestarse a los procesos autodeterministas ha de venir condicionado por la base popular que tengan y por el carácter transformador de los gobiernos que surjan de ese proceso. La izquierda nacionalista vasca goza de un considerable seguimiento popular y está oponiéndose activamente a las políticas desplegadas por el PP, el PNV y la Troika. La secesión es un privilegio, es cierto. Pero las cosas se presentan de una forma inequívoca. Los abertzales son los que están respondiendo más contundentemente a las imposiciones neoliberales, mientras que los voceros de la unidad de España son sumisos al sistema y partícipes de sus crímenes. Nosotros somos radicalmente contrarios a la secesión de cualquier parte del territorio nacional, pero también tenemos que dejar claras nuestras credenciales socialistas, transformadoras y abiertamente contrahegemonistas. No podemos ir por la vida defendiendo una transición democrática que fue una tomadura de pelo, o un proceso de «integración» europea que es otra farsa.