Diada, buscar un enemigo ahorra pensar

Los catalanes, nacidos o no en Catalunya, incluidos los independentistas, no tienen, no tenemos, ningún enemigo exterior que nos robe, saquee y colonice. Y mucho menos lo que los independentistas minoritarios de viejo cuño y los advenedizos de la última hornada vociferan: «España nos roba». Los que han robado y oprimido a catalanes, madrileños, andaluces, castellanos, valencianos,…. durante largos años de dictadura, y posteriormente con libertades democráticas parlamentarias, han sido los que en Madrid, Andalucía, Extremadura, Castilla, Euzkadi, Aragón, o Catalunya,….han sido los amos del poder financiero, económico y político, con dictadura o sin ella, una parte importante de los cuales, con notorios apellidos catalanes, han conseguido durante 23 años de gobierno creador de una Catalunya irreal y unos pocos años de tripartito, la amortización de gran parte del espíritu de vanguardia social, sindical, cultural y política que durante muchos años y en las condiciones más duras de la dictadura, tenía Catalunya ante el conjunto de España, actuando, luchando, movilizándose con el resto de trabajadores que defendían lo mismo.

Catalunya fue un ejemplo de avance social y político. Ha dejado de serlo. Es exactamente igual que cualquier otra parte, con privilegiados que se enriquecen a costa de la mayoría trabajadora, con saqueadores del dinero público, con corruptos y corruptores, todos ellos conectados a los poderes que en el conjunto de España, Europa y el mundo han producido la crisis económica y social que estamos viviendo. Lo que se ensalza de las movilizaciones de la Diada es, además de camuflar la realidad del capitalismo en Catalunya y en todas partes, una regresión histórica a una especie de aldeanismo moderno, un espíritu de fiesta mayor de la superficialidad, enmascarado tras el «dret a decidir», sin pensar que después de esta fiesta, los viejos problemas, creados por las clases dominantes en España y en Catalunya, seguirán intactos, y las clases populares estarán aun más neutralizadas y embaucadas.

Por cierto, hablando de la masiva participación, gentes que conozco, de mi edad y más jóvenes pero mayores ya en la dictadura, que en aquella época peligrosa estaban escondidos bajo las piedras y pertenecían a esta categoría que se llama ahora «franquismo sociológico», no saliendo a la calle para reivindicar nada, ni siquiera la «llibertat, amnistia, estatut d´autonomía», me los he encontrado como aguerridos combatientes de la independencia. No digo nada de las generaciones más jóvenes que, desgraciadamente, en una Catalunya y en un mundo en que han sido derrotados y se han perdido, por razones claras, pero que no viene al caso desarrollar en este escrito, gran parte de los principios morales e ideales políticos de la izquierda, se han aferrado a mitos identitarios que, por milagro, hacen desaparecer la lucha de clases e intereses, instalando el reino de la unidad indisoluble de una personalidad colectiva mitificada e irreal.

Fijándome en el lenguaje centralista y anulador de la diversidad cultural de otras épocas, al compararlo con lo actual en Catalunya, no veo excesivas diferencias:  son diversas versiones del pensamiento único.

He visto que la mayor parte de las valoraciones sobre la Diada de los independentistas, nacionalistas, compañeros de viaje secundarios, y «no se sabe, no contesta», son, más o menos así:

1º.-  Éramos 1 millón 600 mil, según el Conseller d´Interior de La Generalitat de Catalunya, hombre de honradez intachable y merecedor de toda credibilidad. 100.000 mil más que las cifras que dieron el año pasado. Así, todos contentos, estamos arrasando. Reitero algo que ya escribí en este blog con motivo del recuento de la Diada del año pasado: Nunca, ni en Catalunya, ni en ninguna otra parte de España han salido a la calle un millón de personas, en un sólo lugar. Ni en Barcelona en 1977 «per l´estatut d´autonomia», ni en Madrid en 1981 contra el golpe de Tejero, ni tampoco en 2003, ni en Madrid, ni en Barcelona, con el  gran «no a la guerra» que los reaccionarios Bush y Aznar y el «socialdemócrata» Blair publicitaban en la foto de Las Azores. Tampoco algunas manifestaciones populares convocadas por los sindicatos, que daban un millón de participantes para contrarrestar las pocas decenas de miles que daba el gobierno, llegaron a esta cifra. Repito, en un sólo lugar. En un recuento general, estoy más de acuerdo en los 2 o 3 millones, o más, para toda España, que se dieron después de aquel 15 de febrero de 2003 contra los anunciados bombardeos y la ocupación de Iraq. Varios centenares de miles, 500 o 600 mil, ya es una cifra muy importante para cualquier manifestación, incluidas las de La Diada de 2012 y 2013. Digo esto, no porque tenga una especial inclinación a rebajar cifras, sino porque vale más decir la verdad y no hacerse trampas en el solitario.

2º.- Se argumenta que es falso lo que sostenemos algunos, que la casi total hegemonía en estas movilizaciones es de orientación burguesa, tanto de CIU como de ERC, que tanto monta, monta tanto. Me parece anecdótica la presencia organizada con propuestas de cambio social y reales propuestas de izquierda. Todos los convocantes, excluida una pequeña minoría, e incluidos la mayoría de dirigentes y afiliados sindicales, va detrás de la consigna «pel dret a decidir», porque de momento y desgraciadamente no tienen nada que decir. CIU, y luego ERC, pueden estar satisfechos de haber anulado un pensamiento crítico y significativo de una izquierda real que ejerza como tal y de haber eliminado la resistencia social ante la precaria situación de tanta gente, canalizándola hacia la búsqueda del enemigo exterior y las salidas sociales milagrosas con la independencia.

3º.- El folclorismo ideológico identitario confunde, supongo porque nada ni nadie le obliga a salirse de la más estricta superficialidad de las ideas definiendo claramente qué es el derecho de autodeterminación, los sujetos que ostentan este derecho y los medios jurídicos, políticos y sociales para ejercerlo.

4º.- Para el conglomerado que lleva la batuta del independentismo, la lucha social y política que trajo la IIª República contra una monarquía y una dictadura corruptas, la heroica resistencia antifascista contra el levantamiento fascista durante casi 3 años, la gran movilización internacionalista en defensa de la República, expresada, sobre todo, en las Brigadas Internacionales, son elementos de la historia a tergiversar; la lucha contra el franquismo una vez derrotada la República, por mejorar la vida del pueblo y por las libertades, entre las cuales estaba la recuperación de los derechos de Catalunya, les importa un bledo, entre otras razones, porque lo que ellos quieren representar ahora, estaba casi totalmente ausente del movimiento social y político por el cambio. Despertaron a la vida muerto Franco. Tampoco les importa nada la acción por una 3ª República federal. Todo esto son para esta gente anécdotas españolistas. Y así modelan una historia a su gusto, en la cual el centro del universo gravita en torno a lo que ellos no fueron en las verdes pero quieren representar en las maduras amparándose en el derecho democrático a poder decidir, con un lenguaje que llama al enfrentamiento. No soy yo el que se ha inventado un montón de cosas sobre los ladrones españoles y lo ricos y felices que seríamos fuera de España.

Resumiendo: en conjunto, me parece un pensamiento que viola la verdadera historia, un pensamiento expresado con lenguaje agresivo y chulesco que no es signo precisamente de autoridad moral y política y que produce un peligroso enfrentamiento y el miedo a expresarse por parte de muchas personas.

(Nota: por cierto, Letonia y Lituania, dos pequeños países que derribaron los monumentos al Ejército Rojo, que liberó a Europa del nazismo, y los sustituyeron  por nuevos monumentos a sus héroes nazis, antiguos aliados del IIIº Reich, han felicitado a los independentistas catalanes, que se han puesto muy contentos. Enhorabuena).

Algunos elementos para la reflexión

Del PSOE-PSC, se debía haber esperado que el carácter federal que han desenterrado ahora con el agua al cuello, lo hubieren puesto en marcha desde el gobierno, y desde su numerosa oposición hace años, cuando era cada vez más evidente que la Constitución era obsoleta o no se cumplía en aspectos importantes. Bien, no lo hicieron en su momento de forma argumentada, prudente e interesando a toda la sociedad en el debate, empezando por las organizaciones políticas, sindicales y económicas. Ahora, debemos hacerlo, aunque sea más difícil, teniendo en cuenta las resistencias y actitudes contrarias de unos y otros, de los independentistas y nacionalistas a los cuales nunca les ha interesado un estado federal, sino la negociación bilateral hasta llegar a la exigencia de ruptura total con un estado que, dicen, «roba a los catalanes» ; y la actitud radicalmente contraria del PP, que llegó tarde a la aceptación de la actual Constitución, para convertirla posteriormente en una especie de oráculo sagrado o de tablas de la ley centralistas, eternas y que no admiten reformas.

No debemos dejarnos amilanar por las dificultades, ni por los obstáculos que unos y otros ponen. Que el conjunto de la sociedad intervenga, debata y decida. Queda claro que defiendo una reforma constitucional para un acuerdo político sólido y de fondo, no una consulta en Catalunya, que no defiendo ni me interesa nada, se celebre o no se celebre. Estoy convencido de que a muchos que hoy se les ve arrastrados por la vorágine independentista, y a otros muchos que defienden posiciones contrarias por disciplinas partidarias o por estar totalmente en desacuerdo con la ruptura de España, les podemos convencer si somos capaces de introducir la razón en el problema que estamos viviendo.

Esto que estoy diciendo excluye cualquier contemporización con los nazi-fascistas que el otro día atacaron violentamente la librería Blanquerna, sede de la Generalitat en Madrid. A estas organizaciones se las debe simplemente ilegalizar y perseguir cualquier desmán que cometan en colectivo o individualmente.

Francisco Frutos, Blog de Francisco Frutos, 13/15-09-2013

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