«Los grupos que desarrollan políticas en favor de Israel, como el AIPAC, trabajan con fondos ilimitados para desviar la política de EE.UU. en la región (Oriente Medio)». (Jack Straw, Miembro del Parlamento y exministro de Asuntos Exteriores del Partido Laborista británico).
«Estados Unidos debe dejar caer una bomba nuclear sobre Irán para impulsar al país a acabar con su programa nuclear». (Sheldon Adelson, mayor donante del Partido Republicano y gran recaudador de fondos para los comités de acción política pro Israel, discurso en la Universidad Yeshiva, de Nueva York, 22 de octubre de 2013).
La cuestión de la guerra o la paz con Irán recae en las políticas adoptadas por la Casa Blanca y el Congreso de los EE.UU. Las propuestas de paz que hizo el recién elegido presidente de Irán, Rohani, han resonado favorablemente en todo el mundo, excepto en Israel y sus acólitos sionistas en EE.UU. y Europa. La primera sesión de negociación procedió sin recriminaciones y dio lugar a una evaluación optimista de ambas partes. Precisamente a causa de la respuesta inicial favorable entre los participantes, el Gobierno israelí intensificó su guerra de propaganda contra Irán. Sus agentes en el Congreso de los EE.UU., en los medios de comunicación y en el poder ejecutivo pasaron a socavar el proceso de paz.
Lo que está en juego es la capacidad de Israel para emprender –como apoderado- guerras con los ejércitos de los EE.UU. y sus aliados de la OTAN contra cualquier gobierno que desafíe la supremacía militar de Israel en el Medio Oriente, su anexión violenta de los territorios palestinos y su capacidad para atacar a cualquier adversario con impunidad. Para entender lo que está en juego en las actuales negociaciones de paz hay que prever las consecuencias de un fracaso. Bajo la presión de Israel, EE.UU. anunció que su «opción militar» podría ser activada, resultando en ataques con misiles y una campaña de bombardeos contra 76 millones iraníes con el fin de destruir su Gobierno y su economía. Teherán podría tomar represalias contra tal agresión apuntando a las bases militares de Estados Unidos en la región y a las instalaciones petroleras del Golfo, lo que redundaría en una crisis global. Esto es lo que Israel quiere. Vamos a comenzar por examinar el contexto de la supremacía militar de Israel en el Medio Oriente. A continuación, se procederá a analizar el increíble poder de Israel sobre el proceso político de EE.UU. y cómo se da forma al proceso de negociación de hoy, con especial énfasis en el poder sionista en el Congreso de los EE.UU.
El contexto de la supremacía militar de Israel en el Medio Oriente
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Israel ha bombardeado, invadido y ocupado más países en el Oriente Medio y África que el poder colonial anterior, excepto los EE.UU. La lista de víctimas de Israel incluye: Palestina, Siria, Líbano, Egipto, Irak, Jordania, Sudán y Yemen. Si se incluyen los países en los que Israel ha lanzado ataques y asesinatos terroristas casi clandestinos, la lista se ampliará considerablemente para incluir una docena de países de Europa y Asia, incluyendo los EE.UU. a través de su red terrorista sionista.
La proyección de la fuerza militar de Israel, su capacidad de librar guerras ofensivas a su antojo, se corresponde con su impunidad casi total. A pesar de sus reiteradas violaciones del derecho internacional, incluidos crímenes de guerra, Israel nunca ha sido censurado por un tribunal internacional o sometido a sanciones económicas debido a que el gobierno de EE.UU. utiliza su posición de vetar resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de presionar a sus aliados de la OTAN y la UE.
La supremacía militar de Israel tiene menos que ver con el «resplandor» tecno-industrial nacional de sus traficantes de guerra y más con las transferencias y robo descarado de la tecnología y las armas nucleares, químicas y biológicas de los EE.UU. (Grant Smith «“Ten Explosive US Government Secrets of Israel” IRMEP -Diez secretos explosivos del Gobierno de los EE.UU. que posee Israel-. Los sionistas en los EE.UU. y Francia han jugado un papel estratégico (y traidor) en el robo y transporte ilegal de tecnología nuclear y componentes de armas a Israel, de acuerdo con una investigación realizada por el exdirector de la CIA Richard Helms.
Israel mantiene enormes arsenales de armas nucleares, químicas y biológicas mientras niega el acceso a los inspectores internacionales de armas y no está obligado a cumplir el Ttratado de No Proliferación, debido a la intervención diplomática EE.UU.. Bajo la presión de «configuración de poder sionista local (ZPC), el gobierno de EE.UU. ha bloqueado toda acción que pueda limitar la producción de armas de destrucción masiva de Israel. De hecho, EE.UU. sigue proveyendo a Israel de armas estratégicas de destrucción masiva para que las utilice contra sus vecinos, en violación del derecho internacional.
La ayuda militar de EE.UU. y la transferencia de tecnología a Israel supera los 100.000 millones durante el último medio siglo. La intervención de EE.UU. por las vías diplomática y militar fue crucial en el rescate de Israel de la derrota en la guerra de 1973. La negativa del presidente de EE.UU. Lyndon Johnson de defender la desarmada nave de inteligencia, el USS Liberty en 1967, después de haber sido bombardeado y quemado con napalm por aviones de combate y buques de guerra israelíes en aguas internacionales, constituye una tremenda victoria para Israel gracias a los asesores sionistas de Johnson. Debido a su impunidad, incluso en matar soldados estadounidenses, Israel se ha dado vía libre para hacer guerras de agresión para dominar a sus vecinos, cometer actos de terrorismo y asesinar a sus adversarios en todo el mundo sin temor a represalias.
La indiscutible superioridad militar de Israel ha convertido a varios de sus vecinos en colaboradores cuasi-clientes: Egipto y Jordania han sido aliados de facto, junto con las monarquías del Golfo, ayudando a Israel a reprimir los movimientos nacionalistas y pro palestinos de la región.
El factor más decisivo en el ascenso y la consolidación del poder de Israel en el Medio Oriente no ha sido su valor militar, sino su alcance e influencia política a través de sus agentes sionistas en los EE.UU. Las guerras de Washington contra Irak y Libia, y su actual apoyo al asalto mercenario contra Siria, han destruido a tres grandes oponentes nacionalistas seculares de las ambiciones hegemónicas Israel.
En la medida en que Israel acumula más poder en la región, se extiende la colonización de los territorios palestinos hacia el este, hacia la destrucción del último obstáculo a sus políticas coloniales: Irán.
Durante al menos dos décadas, Israel ha conducido a sus agentes en el extranjero – (la ZPC) – para destruir el Gobierno de Irán por medio de la desestabilización de su sociedad, el asesinato de sus científicos, bombardeando sus establecimientos militares y laboratorios y estrangulando su economía.
Después de que la ZPC presionó con éxito a los EE.UU. a la guerra contra Irak en 2003 triturando literalmente su sociedad secular compleja y matando a más de un millón de iraquíes, giró su visión hacia la destrucción de Líbano (Hezbolá) y el Gobierno secular de Siria como una forma de aislar a Irán y prepararse para un ataque. Mientras miles de civiles libaneses fueron asesinados en 2006, el ataque de Israel al Líbano falló, a pesar del apoyo del gobierno de EE.UU. y la campaña de propaganda salvaje de la ZPC. Histérico frente a su fracaso y para «compensar» su derrota a manos de Hezbolá y «levantar la moral», Israel invadió y destruyó gran parte de Gaza (2008-2’009), la mayor prisión al aire libre del mundo.
A falta de capacidad militar para atacar a Irán por su cuenta, Israel dirigió a sus agentes para manipular al gobierno de los EE.UU., para iniciar una guerra con Teherán. Los líderes militaristas de Tel Aviv han dado rienda suelta a sus enviados políticos de la ZPC en todos los EE.UU. para que trabajen en pos de destruir Irán, el último adversario significativo para la supremacía israelí en el Medio Oriente.
La estrategia israelí-ZPC está diseñada para establecer el escenario para una confrontación de EE.UU con Irán, utilizando sus agentes en el poder ejecutivo, así como su continua corrupción, el soborno y el control del Congreso de EE.UU.. El control del ZPC sobre los medios de comunicación refuerza su campaña de propaganda. Cada día, el New York Times y el Washington Post publican artículos y editoriales que promueven la agenda de guerra de Israel. El ZPC utiliza el Departamento de Estado de EE.UU. para obligar a otros estados de la OTAN para que también se enemisten con Irán.
La guerra de Israel con Irán. La presión política a los EE.UU., las sanciones económicas y las amenazas militares
En soledad, la «guerra» de Israel con Irán no va mucho más allá de su sabotaje cibernético, los asesinatos periódicos de científicos iraníes utilizando sus agentes a sueldo que proliferan entre los grupos terroristas iraníes y los continuos golpes por parte de los políticos israelíes y su multitud de prosternados. Fuera de Israel, esta campaña ha tenido poco impacto en la opinión pública. La guerra de Israel contra Irán depende exclusivamente de su capacidad para manipular la política de EE.UU. con sus agentes locales y los grupos que dominan el Congreso de EE.UU. ya sea través de los nombramientos de funcionarios en puestos clave en los departamentos del Tesoro, Comercio y Justicia, y como “asesores” sobre el Oriente Medio. Israel no puede organizar una campaña de sanciones efectivas contra Irán, ni puede influir en cualquier gran potencia para cumplir dicha campaña. Sólo los EE.UU. tiene ese poder. El dominio de Israel en Oriente Medio proviene enteramente de su capacidad para movilizar a sus representantes en los Estados Unidos que tienen asignada la tarea de asegurar la total sumisión a los intereses de Israel de parte de los funcionarios públicos electos y designados especialmente en lo que respecta a los adversarios regionales de Israel.
Estratégicamente colocados, los ciudadanos que tienen doble ciudadanía, de EE.UU. y de Israel, «han utilizado su ciudadanía de los EE.UU. para asegurar altos cargos de seguridad en el Gobierno directamente implicados en las políticas que afectan a Israel. Como israelíes, sus actividades están en consonancia con los dictados de Tel Aviv. En la administración Bush (2001-2008) ocupaban altos cargos en el Pentágono las personalidades con ideología «primero Israel», como (Paul Wolfowitz, Douglas Feith), seguridad para Oriente Medio (Martin Indyk, Dennis Ross), la oficina del Vicepresidente (‘Scooter’ Libby), Hacienda ( Levey) y el Departamento de Seguridad Nacional (Michael Chertoff). En la administración de Obama los cargos con la misma ideología, «Israel primero», incluyen a Dennis Ross, Rahm Emanuel, David Cohen, el secretario del Tesoro de Jack «Jake la serpiente» Lew, el Secretario de Comercio Penny Pritzker y Michael Froman como representante comercial, entre otros.
El poder concreto de Israel dentro del poder ejecutivo se corresponde con su dominio del Congreso de los EE.UU. A diferencia de algunos críticos, Israel no es un «aliado» ni un «cliente» de los EE.UU. La evidencia de la gran asimetría en la relación abunda en el último medio siglo. Debido a estos poderosos representantes en el Congreso y el poder ejecutivo, Israel ha recibido más de 100.000 millones de dólares como tributo de los EE.UU. durante los últimos 30 años, algo así como 3.000 millones de dólares más al año. El Pentágono de EE.UU. ha transferido la tecnología militar más avanzada y actualizada y participó en varias guerras en nombre de Israel. El Tesoro de EE.UU. ha impuesto sanciones contra el comercio potencialmente lucrativo y socios de inversión en el Oriente Medio (Irán, Irak y Siria) privando a agricultores, exportadores de los EE.UU. de manufacturas y a las compañías petroleras de más de 500.000 mil millones en ingresos. La Casa Blanca sacrificó la vida de más de 4.400 soldados estadounidenses en la guerra de Irak, una guerra promovida por los apoderados de Israel y a requerimientos de sus líderes. El Departamento de Estado ha rechazado relaciones de amistad y rentabilidad con más de 1.500 millones de musulmanes, apoyando la colonización ilegal de Jerusalén y Cisjordania por más de medio millón de colonos judíos en territorio palestino ocupado militarmente.
La pregunta estratégica es cómo y por qué esta relación unilateral entre los EE.UU. e Israel persiste por tanto tiempo, incluso cuando va en contra muchos de los intereses estratégicos y de élite de Estados Unidos. La cuestión más inmediata y apremiante es cómo estas relaciones históricamente desiguales tienen efectos actuales en las sanciones Estados Unidos – Irán y en las negociaciones nucleares.
Irán y las negociaciones de paz
Sin duda, el presidente de Irán, recientemente elegido y su ministro de Relaciones Exteriores están dispuestos a negociar el fin de las hostilidades con los EE.UU., haciendo grandes concesiones que garanticen el uso pacífico de la energía nuclear. Han declarado que están abiertos a la reducción o incluso poner fin a la producción de uranio altamente enriquecido, reduciendo el número de centrifugadoras, e incluso permitiendo inspecciones intrusivas, no anunciadas, entre otras propuestas prometedoras. El Gobierno iraní propone una hoja de ruta con objetivos finales, como parte de los acuerdos iniciales. La secretaria de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Lady Ashton, ha comentado favorablemente la reunión inicial.
El Gobierno de los EE.UU. ha dado señales contradictorias a raíz de las propuestas de Irán y de la reunión de apertura. Algunos comentarios individuales se muestran moderadamente positivos, mientras que otros son menos alentadores y rígidos. La plana mayor sionista, como Jack ‘Jake’ Lew, el Secretario del Tesoro, insiste en que las sanciones permanecerán hasta que Irán cumpla con todas las exigencias de los EE.UU. (léase «israelíes»). El Congreso de EE.UU., comprado y controlado por la ZPC, rechaza las propuestas prometedoras y flexibles iraníes, insistiendo en «opciones» militares o el total desmantelamiento del programa nuclear legal y pacífico de Irán, posiciones de la ZPC diseñadas para sabotear las negociaciones. Con ese propósito, el Congreso ha aprobado nuevas sanciones económicas, más extremas para estrangular la economía petrolera iraní.
Cómo los comités de acción política de Israel controlan el Congreso de EE.UU. y preparan la guerra con Irán
La Configuración del Poder Sionista, ZPC en sus siglas en inglés, (N. de T.), utiliza su poder de fuego financiero para dictar la política del Congreso sobre el Oriente Medio y para asegurarse de que el Congreso de EE.UU. y el Senado no se apartan un ápice de servir a los intereses de Israel. El instrumento que el sionismo utiliza es la compra de los funcionarios electos en los EE.UU. en el comité de acción política (PAC).
Gracias a una decisión del año 2010 de la Corte Suprema de EE.UU., la súper PAC-ligada a Israel gastó enormes sumas de dinero para elegir o destruir candidatos en función de su labor política a favor de Israel. Mientras estos fondos no vayan directamente a manos del candidato, estos súper comités no tienen que revelar cuánto gastan y cómo se gasta. Se estima que el ZPC derivó fondos directos e indirectos vinculados a los legisladores estadounidenses por un monto aproximado de 100 millones de dólares en los últimos 30 años. El ZPC canaliza estos fondos a los líderes legislativos y miembros de los comités del Congreso que se ocupan de la política exterior, especialmente presidentes de los subcomités que se ocupan de Oriente Medio. Como era de esperar, los mayores receptores del dinero de ZPC en el Congreso para quienes han promovido agresivamente las políticas de la línea dura de Israel. En otras partes del mundo, tales sobornos a gran escala para los votos legislativos serían considerados como sobornos flagrantes y serían perseguidos por delito grave, y con prisión para ambas partes. En los EE.UU., la compra y venta de voto de un político se llama lobby y es legal y abierta. La rama legislativa del gobierno de los EE.UU. ha llegado a parecerse a un prostíbulo de alto precio o subasta de esclavistas blancos que juegan con la vida de miles de ciudadanos.
La ZPC ha comprado la alianza de las personas y Senadores del Congreso estadounidense a gran escala. De 435 miembros de la Cámara de Representantes de EE.UU. (sic), 219 han recibido pagos de la ZPC a cambio de su voto a favor del Estado de Israel. La corrupción es mucho mayor aún entre los 100 senadores, 94 de los cuales han aceptado dinero del pro israelí PAC y del super PAC por su lealtad a Israel. El ZPC derrama dinero tanto para los republicanos como para los demócratas, consiguiendo votos increíbles (en esta época de estancamiento del Congreso), casi votaciones unánimes (de ambos partidos) a favor del «Estado judío», incluyendo sus crímenes de guerra, como el bombardeo de Gaza y Líbano, así como los 3.000 millones dólares anuales más de los EE.UU. que paga el contribuyente como tributo a Tel Aviv. Al menos 50 senadores estadounidenses han acumulado individualmente entre 100.000 y 1 millón de dólares en dinero del ZPC en las últimas décadas. A cambio, han votado por más de 100.000 millones en pagos de tributo a Israel… además de otros «servicios y retribuciones». Los miembros del Congreso de EE.UU. son más baratos: 25 legisladores han recibido entre 238.000 y 50.000 dólares, mientras que el resto tiene cacahuetes. Independientemente de la cantidad, el resultado final es el mismo: los miembro del Congreso recogen el guión de sus mentores sionistas en las PAC, super PAC y AIPAC, respaldan todas las guerras de Israel en el Medio Oriente y promueven la agresión EE.UU. en nombre de Israel.
Los legisladores más abiertos e influyentes obtienen la mayor parte del soborno sionista. El Senador Mark Kirk (¡Bombas sobre Teherán!) encabeza la lista de los «cerdos en el canal» con 925.000 dólares en pagos del ZPC, seguido de John McCain (¡Bombas sobre Damasco!) con 771.000 dólares, mientras que los senadores Mitch McConnell, Carl Levin, Robert Menéndez, Richard Durban y otros políticos filosionistas no se muestran tímidos al momento de poner sus pequeños cuencos para la mendicidad cuando llega el repartidor del dinero del PAC pro Israel . La congresista de Florida, Ileana Ros-Lehtinen, encabeza la lista de la «Casa», con 238.000 dólares por su récord de 100% a favor de Israel, así como por ser más belicista que incluso el mismo Netanyahu. Eric Cantor recibió 209.000 dólares por defender las «guerras de Israel» con vidas estadounidenses al cortar los pagos de seguridad social a las personas mayores de Estados Unidos con el fin de aumentar la ayuda militar a Tel Aviv. El representante por las minorías Whip Steny Hoyer consiguió 144.000 dólares por «fustigar a los pocos vacilantes» demócratas para devolverlos al «campo israelí». El líder de la mayoría John Boehner recibió 130.000 dólares por hacer lo mismo entre los republicanos.
La ZPC ha gastado enormes cantidades de dinero en destruir a una docena de legisladores disidentes que se habían enfrentado a las guerras de Israel y sus grotesca violaciones de los derechos humanos. La ZPC ha invertido millones en las campañas individuales, no sólo la financiación de candidatos de la oposición que prometieron lealtad a Israel, sino para montar magnicidios de carácter difamatorio de los críticos de Israel durante el mandato. Estas campañas se han montado en las partes más oscuras de los EE.UU., en particular en los distritos mayoritarios afroamericanos, donde los intereses sionistas locales y su influencia de otra manera serían absolutamente nulos.
No hay líderes de partidos u organización cívica que puedan compararse con los de PAC, super PAC en la disputa por el poder que es la Quinta Columna de Israel. Según los documentos archivados por el valiente investigador Grant Smith, de IRMEP, cuando se trata de Israel, el Departamento de Justicia de los EE.UU. se niega rotundamente, por lo menos desde el año 1963, a hacer cumplir sus propias leyes federales que requieren el procesamiento de ciudadanos estadounidenses que no pueden registrarse como representantes extranjeros mientras trabajan para una país extranjero. Por otro lado ZPC, a través de «Anti-Defamation League», ha logrado presionar al Departamento de Justicia, el FBI y la NSA para hacer investigar y enjuiciar a patrióticos ciudadanos estadounidenses respetuosos de la ley, críticos de la ocupación de tierra palestina que hace Israel y de los corruptores sionistas que hacen en nombre de su amo extranjero al sistema político de EE.UU.
La corrupción y la degradación de la democracia en EE.UU. son posibles gracias a la «prensa respetable» igualmente comprometida y dañada. Crítico de los medios de comunicación, Steve Lendman, ha señalado el vínculo directo entre Israel y los medios de comunicación en su investigación del New York Times. Los periodistas más importantes («justos y equilibrados») que informan sobre Israel tienen fuertes lazos familiares y políticos con ese país y sus artículos han sido poco más que propaganda. El reportero del Times Ethan Bronner, cuyo hijo sirvió en el ejército israelí, es un apologista de largo tiempo del Estado sionista. Isabel Kershner, también reportera del Times, cuyos «escritos» parecen venir directamente de la Oficina de Relaciones Exteriores de Israel, está casada con Hirsh Goodman, asesor del régimen de Netanyahu sobre «asuntos de seguridad». El jefe de la oficina del Times en Jerusalén, Jodi Rudoren, vive cómodamente en el hogar ancestral de una familia palestina desposeída de esa antigua ciudad.
La inquebrantable postura del Times a favor de Israel proporciona una cobertura política y la necesaria justificación de los corruptos políticos de Estados Unidos que baten los tambores de guerra de Israel. No es de extrañar que el New York Times, como el Washington Post, esté profundamente comprometido en denostar y denunciar las actuales negociaciones entre Estados Unidos e Irán y proporcionar un amplio espacio a la retórica unilateral de los políticos israelíes y sus voceros de Estados Unidos, mientras estudiadamente excluye las voces más racionales a favor del acercamiento de experimentados exdiplomáticos estadounidenses, líderes militares cansados de la guerra y representantes del comercio de los EE.UU. y las comunidades académicas.
Para entender la hostilidad del Congreso hacia las negociaciones nucleares con Irán y los esfuerzos para sabotear a través de la imposición de nuevas sanciones ridículas, es importante llegar a la fuente del problema, a saber, las declaraciones de los políticos israelíes claves, que marcan la línea de marcha de sus acólitos estadounidenses.
A finales de octubre de 2013, el exjefe de Inteligencia de Defensa israelí Amos Yadlin, habló de tener que elegir entre «La bomba o el bombardeo», un mensaje que de inmediato resonó con los 52 Presidentes de las Principales Organizaciones Judías Estadounidenses (Daily Alert, 24 de octubre de 2013). El 22 de octubre de 2013, el ministro de Inteligencia de Israel, Yuval Steinitz, pidió endurecer nuevas sanciones contra Irán e insistió en que los EE.UU. deben utilizarlas como palanca para exigir que Irán acuerde en abandonar por completo la energía nuclear con fines pacíficos y el programa de enriquecimiento de uranio. El ministro de Defensa Moshe Yaalon afirmó que «Israel no aceptará ningún acuerdo que permita a Irán enriquecer uranio.
La posición de Israel para amenazar con la guerra (a través de los EE.UU.) si Irán no se somete a la rendición incondicional de su programa nuclear
Esto define la posición de todos los grandes instrumentos pro Israel, como el PAC, el super PAC y AIPAC. A su vez, procederán a dictar la política a sus «lamebotas» en el Congreso de los EE.UU.. Como resultado, el Congreso aprueba las sanciones económicas aún más extremas contra Irán para sabotear las negociaciones en curso.
Los que han recibido los mayores sobornos de la pro Israel PAC son los más vociferantes: el Senador Mark Kirk ($ 925 379), autor del proyecto de ley de sanciones anterior, exige que Irán ponga fin a su programa completo de misiles nucleares y balísticos (!) y declaró que el Senado de EE.UU. «debe moverse inmediatamente hacia adelante con una nueva ronda de sanciones económicas dirigidas a todos los restantes ingresos de Irán y las reservas del gobierno» (Financial Times, 10/10/13, p. 6). La Cámara de Representantes de EE.UU. (sic) ya ha aprobado un proyecto de ley que limita drásticamente a Irán la capacidad de venta de su principal producto de exportación, el petróleo. ¡Una vez más, el ZPC de Israel es el eje del Congreso que trata de imponer la agenda de guerra de Israel al el pueblo estadounidense! A finales de octubre de 2013, el secretario de Estado Kerry fue puesto a «la parrilla» durante 7 horas por el primer ministro israelí Netanyahu. La cobardía de Kerry le hizo prometer promover la agenda de Israel para el desmantelamiento del programa de enriquecimiento nuclear de Irán.
Para contrarrestar la campaña de estrangular la economía petrolera de Irán promovida por los lacayos de Israel en el Congreso, el Gobierno de Irán ha ofrecido generosos contratos a las compañías petroleras de la UE (Financial Times, 29/10/2013, p. 1) y EE.UU. Se están removiendo disposiciones nacionalistas actuales. Bajo los nuevos términos, las compañías extranjeras toman reservas o participaciones en proyectos iraníes. Irán espera atraer al menos 100.000 millones de dólares en inversiones en los próximos tres años. Este estable país cuenta con la reserva más grande de gas del mundo y la cuarta mayor reserva de petróleo. Debido a las actuales sanciones impuestas por los Estados Unidos (Israel), la producción ha caído de 3,5 millones de barriles por día en 2011 hasta 2.580.000 barriles por día en 2013. La pregunta es si tanto la Big Oil, las gigantescas compañías de Estados Unidos y la Unión Europea tienen el poder para desafiar a la ZPC, el collar que estrangula y domina sobre la política de sanciones de EE.UU. y la UE. Hasta ahora, la ZPC ha dominado esta política crítica y marginó a la Big Oil con amenazas, chantajes y coacciones contra los políticos estadounidenses. Esto efectivamente ha alejado a las empresas estadounidenses del lucrativo mercado iraní.
Conclusión
Mientras los EE.UU. y los otros cinco países tratan de negociar con Irán, se enfrentan a enormes obstáculos para superar el poder de Israel en el Congreso de los EE.UU.. En las últimas décadas, los agentes de Israel han comprado la lealtad de la mayoría de los congresistas, capacitándolos para reconocer y obedecer los silbidos, señales y secuencias de comandos de los traficantes de la guerra en Tel Aviv.
Este «eje de la guerra’, ha causado un daño enorme en el mundo, provocando la muerte de millones de víctimas de guerras de los EE.UU. en el Medio Oriente, el sudoeste de Asia y norte de África. La brutal corrupción y la ampliamente reconocida insolvencia del sistema legislativo de EE.UU. se deben a su sumisión servil a una potencia extranjera. Lo que queda de Washington es un estado vasallo degradado y despreciado por sus propios ciudadanos. Si el Congreso controlado por ZPC tiene éxito una vez más en la destrucción de las negociaciones entre los EE.UU. e Irán a través de nuevos acuerdos bélicos, nosotros, el pueblo estadounidense, tendremos que pagar un enorme precio en vidas y dinero.
El momento de actuar es ahora. Es hora de levantarse y exponer el papel desempeñado por organismos israelíes como el PAC, super PAC y las cincuenta y dos principales organizaciones americanas judías encargadas de corromper al Congreso y hacer que «nuestros» representantes electos se transformen en lacayos de las guerras de Israel. Ha habido un ensordecedor silencio por parte de nuestros célebres críticos, algunos pocos medios alternativos críticos han atacado el poder de Israel en el Congreso de los EE.UU. La evidencia está disponible y a la vista, los crímenes son innegables. El pueblo estadounidense necesita auténticos líderes políticos con el coraje para acabar con la corrupción y los corruptores y obligar a sus miembros elegidos en la Cámara y el Senado a representar los intereses del pueblo estadounidense.
James Petras, Eurasiareviews, 12-11-2013
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