Sábado noche. Lo que llaman debate en La Sexta. Propuestas de la Conferencia Política del PSOE sobre el encaje de Cataluña en España con sólo un tertuliano catalán (Marhuenda) que ni siquiera interviene. Las frases habituales entre las que siempre destaca : “yo nunca he tenido ningún problema de lengua en Cataluña“. Fin de la capacidad de análisis.
Hay cosas sencillas de entender y a partir de las cuales desentrañar la realidad. No es lo mismo estar o haber estado en un sitio que vivir en un sitio. En mis escasos viajes por el mundo jamás he tenido un problema de lengua -¿cómo los iba a tener? si era yo el pagaba el hotel, el restaurante, el taxi, etc.-. Otra cosa totalmente distinta es vivir, como cuando se te ocurre en el extranjero salirte de las zonas turísticas y perderte; entonces, de muy poco te sirve ni el castellano ni el catalán, que no son lenguas de uso del lugar, y te entran todas la dudas sobre el escaso inglés que pensabas que sabías.
¿Por qué en Cataluña un riojano ó un sevillano no tienen problema de lengua? Por la sencilla y negada razón de que una parte importante de la población somos castellanoparlantes.
Y en la negada está la clave, porque en ella hay una razón clara de derechas y una traición clara de izquierdas. No sólo de los dirigentes catalanes que supuestamente son de izquierdas, sino de todas las supuestas izquierdas porque a nivel planetario el problema se resuelve, con matices, de la misma manera y, sobre todo, por el mismo motivo.
¿Qué hay detrás de la decisión de la República Dominicana de no reconocer la nacionalidad de cientos de miles de nacidos dominicanos pero de origen haitiano? ¿Qué había detrás de la negación de nacionalidad a la población de origen ruso en las ‘¿democráticas?’ repúblicas bálticas? Qué hay detrás del concepto llengua propia ó incluso del concepto lengua común? Pues, me temo, que la reserva de plaza para los puestos de trabajo con mejores condiciones laborales para sólo una parte de sociedad, así como un gran coto para que la generosa distribución de subvenciones y ayudas caiga casi en exclusiva en esa misma parte de la sociedad.
¿Y la Izquierda?
Ni se la ve ni se la espera, viviendo plácidamente en su matrix de verdades oficiales y conceptos inamovibles, rechazando a todo aquel que se le ocurre pensar por si mismo y ponerlo en jaque. De hecho, su incapacidad para analizar, debatir y ser autocríticos, cuando no su directo colaboracionismo, nos llevan a sociedades de creciente desigualdad.
¿Qué debe hacer la Izquierda?
Volver a tener como eje a partir del cual se generan planteamientos y propuestas a la Persona, no conceptos de siglos pasados como el de Nación que tiene un alto contenido de diferenciación entre personas, algo absolutamente irracional en un mundo con alta y creciente movilidad. Es más, la inmigración de los últimos años que en distintas Comunidades Autónomas españolas supone el 20% de la población ha llegado desde muy diversos lugares pero las futuras oleadas serán muchos más homogéneas, como ya ocurre en Francia, Bélgica, etc.. Estando el concepto Nación en el eje de las propuestas no es de extrañar que crezca el Frente Nacional de Le Pen y que los franceses de origen magrebí apenas voten. ¡Ay del día en que se vean fuertes y tengan un líder!
La defensa de la Cultura como una trayectoria histórica y no como una constante fusión de trayectorias históricas que se modernizan y crean nuevas trayectorias donde todos se sienten más cómodos es otro de los grandes cambios que debe afrontar la Izquierda. En este campo concreto, la hiperparanoia que se vive en Catalunya es espectacular.
Por otro lado, no hay que ver tanto ataque a la cultura en los otros y ser más autocrítico. Si la gente no compra libros ¿será principalmente culpa de quienes no compran libros de esa cultura y/ó lengua? ¿Y el teatro? ¿Se puede llamar cultura popular a entradas que cuestan la vigésima parte del desaparecido salario mínimo interprofesional ? ¡Uy, perdonen, me he salido de la verdad oficial : “es la subida del IVA la que está hundiendo la cultura“!
Crear un sistema asistencial en que con ayudas a posteriori se corrige la desigualdad se está demostrando un fracaso. La desigualdad se debe corregir en origen y para ello hay que incidir, seria y directamente, sobre los sueldos y los precios de los productos básicos y también de los de consumo generalizado.
La referencia salarial allá donde haya dinero público, tanto Administraciones como empresas privadas que reciben subvenciones, ayudas ó apoyos del sector público, ha de ser la renta media en el ámbito de la Administración que aporta los fondos. No deben remunerar a sus directivos más que x veces dicha renta media. No es concebible que Messi ó Cristiano Ronaldo cobren unas 350 veces la renta media del país y la supuesta izquierda no haya dicho todavía esta boca es mía. Sólo se debería defender la acumulación por parte de aquellas personas cuyas iniciativas y empresas generan empleo creciente en número y bien remunerado.
Por último, volviendo a lenguas y culturas, la Izquierda debería recalcar que no hay ni lenguas ni culturas superiores o inferiores; las hay con más practicantes ó con menos, y no se pueden usar para dar prioridad a unos miembros de la sociedad frente a otros. La sociedad se forma a partir de su gente, negar a una parte que se ve compacta en el territorio su realidad y su capacidad de aportación al conjunto es garantía de enfrentamientos futuros.
Pedro Fernández Herrero, miembro de la Junta Directiva de ACP (21.12.2013)
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