El Sur cambia

Los quince años transcurridos de este siglo veintiuno han significado un vuelco definitorio para el subcontinente latinoamericano. A partir del arribo del Comandante Hugo Chávez a la Presidencia en nuestra Patria, así como su convocatoria de la Asamblea Constituyente de 1999, la aprobación de la Constitución Bolivariana y sus políticas de inclusión social a profundidad, el continente inició el cambio en su perfil histórico, desde aquel año iniciático.

En adelante, muchos pueblos han escogido gobernantes de firme vocación antiimperialista y de compromiso con las mayorías. Ello posibilitó el surgimiento del ALBA-TCP, Petrocaribe, Celac y Unasur, así como la potencialidad del significado social en Mercosur. Y, no obstante, los obstáculos que han colocado los enemigos de cualquier proceso de justicia y humanidad en el plano hemisférico –EEUU y sus agentes locales–, el nuevo derrotero sigue afirmándose.

Y ante la evidencia irrecusable de que cada mañana el sol se levanta en el horizonte, el mismo John Kerry, secretario de Estado de EEUU, ha proclamado, sin que muchos crean en su buena fe, “que la Doctrina Monroe ha llegado a su fin”, aludiendo al carácter expresamente intervencionista de la nefasta tesis.

Hoy, cuando en Honduras se afirma la presencia de un polo antiimperialista, con la sólida votación obtenida por el Partido Libertad y Refundación –liderado por el expresidente Mel Zelaya y su esposa Xiomara Castro de Zelaya, candidata del pueblo–, queda claro que resultaron inútiles, tanto la salvajada del golpe de Estado que en 2009 depuso a Zelaya, como los ardides en mesas para desconocer el rol de doña Xiomara en los recientes comicios.

A esa realidad se suma el dato de que la señora Bachelet, amiga de la integración, es virtual nueva presidenta de Chile. Y, en el conjunto, los liderazgos de Cristina en Argentina, Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, brindan confianza y cobertura al camino iniciado por la Venezuela Bolivariana.

Néstor Rivero, Ciudad de Caracas, 04-12-2013

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