Ayer Bachelet explicó por qué esperará hasta la segunda quincena de enero para definir el Gabinete que la acompañará en la investidura del 11 de marzo. «Quiero darme el tiempo necesario para elegir a los mejores, a los que estén plenamente comprometidos con el mandato del programa de gobierno», definió. La declaración revela que la agenda está por encima de sus eventuales ejecutores. La socialista propone subir el impuesto a las grandes empresas y bajar tributos personales en un período de cuatro años. Y en sintonía con las demandas del movimiento estudiantil, esta nueva Bachelet, que se muestra más radical, prevé retomar -aunque no de un día para el otro- la educación universitaria pública y gratuita eliminada durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Los integrantes de la triunfante Nueva Mayoría -socialistas, democristianos y comunistas, además de representantes de otros pequeños partidos de centroizquierda- se enfrentan en estos y en otros asuntos de la nueva agenda social como el del matrimonio igualitario o la despenalización del aborto para casos de violación o de inviabilidad del feto. Con una participación más baja respecto a la primera vuelta (42%), Bachelet, que ya había gobernado Chile entre 2006 y 2010, ganó el domingo con el 62,1 % de los votos contra el 37,8% que obtuvo la rival centroderechista Evelyn Matthei, que representaba la continuidad del actual Gobierno de Sebastián Piñera.
«Hoy abrimos una nueva etapa», celebró la ganadora la noche de su victoria. «Es un privilegio encabezar la patria en un momento histórico en el que el país se miró las heridas y ve las tareas pendientes. Es momento de iniciar transformaciones de fondo», anunció. Bachelet remarcó que será su prioridad «combatir la desigualdad» y luchar por una educación de calidad, «que no sea una mercancía, sino un derecho». En Chile, la pobreza bajó desde el final de la dictadura y hoy está en el 14,4%, pero el país es uno de los más desiguales de la región.
Nueva Constitución
También adelantó que habrá una nueva Constitución que remueva los amarres que le dejó la carta magna pinochetista, aunque tal como hizo en la campaña eludió definir si ese cambio se hará mediante una Asamblea Constituyente -como pidieron en esta segunda vuelta el 11% de los votantes marcando su papeleta con las letras AC- o a través de una comisión legislativa que elabore una propuesta de cambios y la someta a un plebiscito.
Piñera felicitó por teléfono a su antecesora y ahora sucesora y se puso a disposición de su Gobierno. El todavía presidente la visitó ayer mismo a la hora del desayuno en su casa junto a su esposa, Cecilia Morel. También Matthei la felicitó la noche de los comicios. La abanderada de la alianza derechista asumió la derrota con lágrimas. «Mi deseo más profundo y honesto es que le vaya muy bien», dijo sobre su contrincante, y asumió el fracaso como fruto su «exclusiva responsabilidad política». La candidatura de Matthei nació fallida. Fue la tercera opción del conglomerado que integran Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI) tras las renuncias de Laurence Golborne y de Pablo Longueira. Nunca contó con el apoyo incondicional de los líderes de ambos partidos ni del Gobierno. La dejaron sola frente al ‘fenómeno Bachelet’, que con su simpatía y sus buenos modales se constituyó en una máquina de ganar elecciones.
Ahora, los dos partidos de la derecha se enfrentan al desafío de una refundación con un sesgo más moderno y de centro -menos asociado al autoritarismo de Pinochet con quienes muchos de sus dirigentes comulgaron-, o, al menos, a una renovación que deje paso a los más jóvenes. El diputado Felipe Kast, representante de la nueva generación, salió ayer a agradecer a Matthei el esfuerzo en la campaña, además de ofrecerse para trabajar «por un Chile más justo».
Longueira, que había renunciado a ser candidato por una profunda depresión, ya adelantó que no volverá a la política, en tanto Matthei, por el momento, volverá a la actividad privada. Piñera, por su parte, prometió abrir una fundación para elaborar nuevas políticas, una iniciativa polémica que es vista por algunos dirigentes partidarios como un intento de construcción ajena a las estructuras.
Hoy.es, 17-12-2013
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