Dos impactos sobre mi conciencia

A veces, yo, o cualquiera de los y las que nos consideramos informados, comprometidos y combativos contra la injusticia, proceda de donde proceda, perdemos sensibilidad ante los hechos, sean antiguos, actuales, o que apunten al futuro. A mi me pasaba esto con la memoria histórica en nuestro país y con la situación del pueblo palestino. No es que no fuera solidario con las dos causas, sino que, al haber pasado tantos años desde la represión franquista, especialmente desde los primeros años del triunfo fascista, relativizaba los hechos en el tiempo; y siendo solidario con el pueblo palestino, a veces es difícil sentir con fuerza su sufrimiento y obrar en consecuencia.

Este fin de semana he visto la película La Voz Dormida, de Benito Zambrano, basada en la novela de Dulce Chacón y rodada en 2011. La película trata de la represión contra el pueblo en los años inmediatos a la derrota republicana, centrando la represión contra los resistentes al nazi-fascismo, contra el comunismo y, especialmente, contra las mujeres, fueran comunistas o no. Los militares, propietarios, falangistas, políticos y jerarcas del régimen, curas y monjas, celadoras de las cárceles, polícias y torturadores, actúan como criminales al servicio del régimen. Asesinaron y torturaron a miles de personas y explotaron como esclavos y humillaron a muchos millones.

Lo hicieron durante muchos años, pero en los primeros años cuarenta, cuando todavía creían que la Alemania nazi ganaría la guerra, aplicaron una permanente venganza contra los y las que habían defendido la libertad y la justicia social. Yo no voy a hablar de venganza a estas alturas, pero les aseguro que he refrescado todo mi odio al fascismo y a sus verdugos y me solidarizo totalmente con los familiares de las víctimas de entonces y con el movimiento de la memoria histórica para que los “Billy el Niño” que todavía queden vivos lo paguen con la cárcel. Y cuando el PP, y determinadas asociaciones de familiares de víctimas del terrorismo de ETA, pidan justicia, que empiecen, si quieren tener alguna credibilidad, por denunciar el terrorismo del régimen franquista.

En segundo lugar, he visto en La 2 de TVE, un documental sobre la represión y el robo que sufre el pueblo palestino por parte de los soldados y verdugos enviados por el régimen sionista de Israel. Les quitan las tierras de cultivo y construyen asentamientos, les arrancan los olivos, les destruyen sus casas, les encierran detrás de alambradas, gasean, hieren, y a veces matan, a hombres, mujeres y niños que se movilizan y protestan. Hacen lo mismo con judíos solidarios con el pueblo palestino y con los voluntarios internacionales que les acompañan, entre ello sespañoles, que les hacen de escudo para que puedan cultivar sus tierras. Es terrible ver a palestinos mayores hablar con los soldados y suplicarles que no destrocen sus olivares, que les dejen trabajar para vivir, y como esos, a la voz del oficial de mando, cargan sin contemplaciones. Aquí tampoco quiero venganza, pero les aseguro que cuando el régimen sionista actúa como actuaron los nazis con el pueblo judío, deseo el fin de este régimen y el castigo para los criminales. Ante la dificultad actual para este acto de justicia, intensificar la solidaridad con el pueblo palestino y el boicot al estado de Israel, a sus gobernantes y productos, es una obligación democrática y humana.

Blog de Francisco Frutos, Francisco Frutos, 10-02-2014

Sé el primero en comentar en «Dos impactos sobre mi conciencia»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


Traducción »