Marx afirmó clarividentemente que “los nacionalismos son un invento de la burguesía para dividir a la clase obrera”, y efectivamente así ha sido en toda Europa desde hace ahora un siglo. Y esa es exactamente la situación que han provocado en Cataluña los dirigentes políticos de Convergencia y de Esquerra Republicana, con el aditamento de esa nueva formación CUP, en los últimos años. Para evitar dar cuentas de su gestión arrasadora de todos los derechos sociales y civiles desde que gobierna, Artur Mas que actúa en nombre de esa burguesía catalana profundamente avariciosa e interesada, desencadenó la ofensiva independentista que ha fracturado gravemente a la sociedad. Para ocultar el latrocinio impune durante 35 años de la familia Pujol y de su caterva de hijos, nueras y socios como los Montull y Millet, Mas y sus hombres se lanzaron a esta carrera sin freno hacia el precipicio de la independencia.
Porque es falso que la mayoría del pueblo catalán quiera la independencia. El resultado del ilegal referéndum del 9 de noviembre pasado nos explicó cómo menos de un millón y medio de ciudadanos se pronunciaba por ella, de un cuerpo electoral de seis millones. Pero los dirigentes políticos, con el inestimable apoyo de unas organizaciones financiadas por la Generalitat, no cejan en su empeño, llevando hasta el paroxismo el enfrentamiento entre unos sectores sociales y otros.
Por ello es apreciable el esfuerzo de los compañeros –por cierto no he visto a las compañeras- de Alternativa Ciudadana Progresista para desmitificar la supuesta mayoría independentista, para aclarar los conceptos de clases sociales e izquierda y derecha, tan confundidos hoy por esas formaciones que hacen bandera de avance, cuando lo que están practicando es la explotación más feroz de los trabajadores por parte del capital, y para denunciar la manipulación informativa del gobierno de la Generalitat, que utiliza perversa e ilegalmente los recursos estatales para hacer la campaña de la independencia que es a la vez, hoy, la campaña electoral del partido de Convergencia, cuando ni siquiera se han convocado todavía las elecciones.
Es de agradecer a los activistas de ACP que dediquen su tiempo, su trabajo y sus conocimientos a explicarle a la ciudadanía catalana y española lo que realmente deben hacer los pueblos, que es unirse y no separarse. Por ello va con estas breves palabras mi apoyo y solidaridad a su tarea, y el llamamiento a las mujeres y los hombres que realmente quieran la libertad, la igualdad y la fraternidad para que se unan a ACP en la tarea de desmontar las falsedades con que los partidos independentistas están engañando al pueblo español sobre el deseo del pueblo catalán de separarse de aquel, sobre la hostilidad que dicen que sienten uno contra el otro, sobre la seguridad que afirman de que la mayoría desea la independencia de Cataluña.
Nunca como hoy es necesaria la solidaridad, la comprensión y la lucha conjunta de todos los pueblos de España para derrotar al capital, a la monarquía y a la Iglesia, que con la industria militar y la OTAN nos han arruinado y nos someten, como a siervos, a sus mandatos. Y para ello es fundamental que se proclame definitivamente la III República Federal –ojalá pudiera ser Ibérica- en la que colaboraran catalanes y vascos y murcianos y asturianos y extremeños y andaluces y gallegos, porque como explicaba Rosa Luxemburgo el engaño de las nacionalidades únicamente lleva a la derrota de los trabajadores. Y como cantaba Miguel Hernández todos y todas las mujeres y los hombres españoles debemos luchar por un único fin: alcanzar la igualdad y nuestro derecho a la felicidad.
Lidia Falcón,
Barcelona, 8 de junio 2015
