Marcha por la dignidad: Pan, techo, trabajo.. ¿autodeterminación?

27 de Mayo, marcha por la dignidad: pan, techo, libertad, igualdad… ¿y la independencia-secesión de Cataluña?

Como otros años, se habla y vindica, incluso con más concreción, la expulsión de la mafia, de las mafias, y pan, techo, libertad, igualdad. Con un añadido: autodeterminación; no derecho a la autodeterminación, es decir, no derecho a la independencia, sino directamente autodeterminación, independencia.

¿Debemos expulsar del ágora pública a las varias mafias que dirigen el país, aquí y allí? Sin ninguna duda. Sabemos qué significa estar en sus manos.

 ¿Algo que objetar a la marcha por la dignidad? Todo lo contrario. ¡Vivan las marchas por la dignidad! ¡Vayamos, apoyemos todos! ¡Entre lo mejor que hemos sido capaces de generar en estos últimos años!

¿Y al pan? Nada que objetar, en absoluto, nada de nada. Se entiende muy bien la vindicación. Recuerda consignas muy célebres, muy de nuestras tradiciones, cien años después de 1917: pan, paz, tierra y libertad

¿Y al techo? Necesario, un techo digno y asequible, como el aire que respiramos trece veces por minuto. Imposible para muchas personas, especialmente las más jóvenes, con los precios actuales del “mercado”.

¿Y a la libertad, la libertad real de la que tantos y tantos ciudadanos no andamos sobrados y cuya conquista, aunque parcial, tantos esfuerzos costaron? Como Cervantes, bien leído y entendido: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. Se ha hecho, lo hemos hecho, muchos han aventurado la vida; han pagado caro por ello.

¿Y qué decir de la igualdad en tiempos de desigualdades crecientes, en tiempos de aumento de las rentas del capital, especialmente de las rentistas, y de decrecimiento sin freno de las “rentas salariales”? ¿Qué puede decirse, qué debemos decir en momentos en que muchos estudiantes, por poner un ejemplo entre mil (yo mismo tengo ejemplos entre mis alumnos de ciclos de grado superior), no pueden acceder a carreras universitarias porque no pueden pagar las matrículas de las universidades públicas? La igualdad, innecesario es señalarlo, es un concepto básico de las tradiciones republicanas y socialistas. Igualdad, libertad, fraternidad

¿Y la autodeterminación, la independencia? ¿Qué hace la independencia -seguramente de Cataluña- en un lugar como este? ¿Qué pinta en toda esta lucha, en toda esta movilización? ¿Qué papel juega esta vindicación que separa, que no nos une, en un marco político-cultural tan alejado? ¿Qué tendrá que ver, que tiene que ver el movimiento obrero con la vindicación de la independencia de una de las comunidades más ricas de España? ¿Nosotros, los rebeldes, los indignados, los que apoyamos desde el principio estas marchas por la dignidad, los trabajadores precariados, diciendo lo mismo que Mas, Pujol, la Madre Superiora o lo mismo que exigen Junqueras, Fernández o Gabriel? Romper un demos común, separarnos de nuestros compañeros de Madrid, Sevilla, A Coruña o Bilbao, ¿ese es, ese debe ser un objetivo de la marcha obrera-ciudadana por la dignidad de este próximo 27 de mayo?

¿No nos estamos equivocando y de mucho? Hay tiempo para corregir. Los organizadores deberían reflexionar sobre el tema, deberían revisar los nudos de la movilización. Nunca el movimiento obrero español ha llamado a las gentes a manifestarse por la autodeterminación, por la independencia de Cataluña o de cualquier otra comunidad española. Durante el régimen fascista, cuando pudimos, luchábamos por el derecho de autodeterminación, en momentos de opresión cultural y lingüística de las nacionalidades, circunstancias que nada tienen que ver con la situación actual, y añadíamos a continuación, cosa más que importante, para que todo estuviera claro: nosotros estamos por la República federal, por la III República española.

¿Qué sentido tiene la inclusión de esta consigna en una marcha obrera de mayo de 2017? ¿Existe otro sentido que no sea el de dividirnos? ¿Qué opresión sufren Cataluña o el País Vasco tras el cuponazo? ¿Qué lengua, qué cultura está perseguida actualmente en el país de Espriu o Montserrat Roig?

Francisco Morente (El País, 17 de mayo), reflexionando en general, no específicamente sobre las marchas, lo ha expresado así: “Urge impulsar la práctica de una democracia radical y volver a poner la igualdad social en el centro del debate político. La humanidad se enfrenta a retos de una envergadura enorme: del cambio climático a la vertiginosa transformación social, económica y cultural que implicará la robótica, de las migraciones en masa al constante aumento de la pobreza y la explotación y a una devastadora degradación ecológica. Una izquierda que merezca ese nombre tiene hoy una responsabilidad histórica de primer orden, que no pasa precisamente por las apelaciones emocionales al pueblo, la nostalgia de un mundo que ya no volverá ni la reclusión en identidades nacionales supuestamente amenazadas. Eso, lo vemos a diario, siempre lo ha hecho mejor la derecha populista. En Francia, Holanda o Cataluña”.

Yo no lo hubiera dicho mejor. ¿No es eso?

Salvador López Arnal

Rebelión, 20/05/2017

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