Pedro Insua -pensador de izquierdas, de la escuela de Gustavo Bueno- sostiene que «hay que estar orgullosos de nuestro país» y que «los jacobinos hubiesen guillotinado a los ‘podemitas’ por fragmentarios».
Lorena G. Maldonado. El Español. 5 de agosto de 2017
Cuando a Pedro Insua (Vigo, 1973) se le pregunta quién es, ríe al otro lado del teléfono y cita a Kant -«De nosotros mismos callamos»-, pero acaba esbozando tímidamente su trayectoria: es profesor de Filosofía, estudió en la Universidad Complutense de Madrid y se centró en la corriente del materialismo filosófico introducida por Gustavo Bueno. No se piensa un sabio, Insua -«quien crea eso no es más que un impostor», diría el fundador de su escuela-, pero sí tiene claro, como su maestro, que «un español no puede ser neutral hablando de España». Cuestiona la vida con agudeza, lanzando argumentos con forma de dagas, vehemente y preciso. Insua se enfada hablando, apunta, razona y dispara, francotirador del pensamiento, irónico y referencial.
Ateo. Republicano. Feminista radical. Hombre de izquierdas incomodísimo: para Podemos es un bombón envenenado, porque este zurdo les flagela hasta en el cielo de la boca. «La filosofía, sobre todo, es destructiva», dice. «La crítica no puede respetar nada, no hay ningún principio que no deba ser debatido». No le confía todo el saber a la ciencia, quiere sacudirle la poética a la filosofía y es alérgico a los fundamentalismos.
La filosofía es inevitable, no hay manera de librarse de ella, porque está en todo. Si el PP niega la filosofía, también está adquiriendo una postura filosófica
No cree que el PP desprecie «especialmente» su rama: «Lo que ha hecho el PP con la LOMCE es lo que hizo el PSOE en los noventa con la LOGSE, sólo que en una Ley muy mal redactada, hasta en la sintaxis», sostiene, divertido. «Esto responde al pragmatismo actual, al positivismo, al fundamentalismo científico, que se ha comido a la filosofía y la ha convertido en una especie de disciplina literaria. Pero es absurdo: la filosofía es inevitable, no hay manera de librarse de ella, porque está en todo. Si el PP niega la filosofía, también está adquiriendo una postura filosófica».
¿Qué es ser de izquierdas?
Insua se atreve hasta con la pregunta del millón, qué es ser de izquierdas en España ahora que hay tantas. ¿Qué punto es el fundamental? «Yo he llegado a la conclusión de que lo que te convierte en una persona de izquierdas es la convicción de que la condición social no puede influir en tus derechos políticos. Antes de la Revolución Francesa existían la derecha y la izquierda, pero tenían lecturas teológicas, no políticas. A partir de la Revolución, supimos que a la derecha del que presidía la Asamblea se sentaban aquellos que defendían que el Rey tuviera derecho a veto en las decisiones de la Asamblea Nacional; y a la izquierda se sentaban los que defendían que el Rey no tuviese derecho a veto».
La derecha es más homogénea porque se forma por reacción. Quien da nombre a la derecha es la izquierda, igual que es tu hijo quien te convierte en padre
Cita la lucha por los derechos de colectivos despreciados históricamente, como los negros o los judíos. ¿Y por qué esta inconsistencia, esta fragmentación zurda, si la derecha es monolítica? «No se puede hablar de la izquierda. Si te defines como de izquierda, tienes que decir de cuál. No hay unidad, siempre ha ido tomando diferentes modulaciones. Sin embargo, la derecha es más homogénea porque se forma por reacción», reflexiona. «Quien da nombre a la derecha es la izquierda, igual que es tu hijo quien te convierte en padre. La derecha tiene la unidad de la sociedad anterior, del Antiguo Régimen, la del trono y el altar, la del privilegio y la distribución estamental».
Contra la ‘leyenda negra de España’
Entonces, si la condición de la izquierda es la dispersión, ¿cómo va a llegar al poder? «Puede llegar dependiendo de sus acuerdos, de la logística y las circunstancias. El problema es que estas izquierdas que pululan electoralmente por España, que tienen posibilidades de acceso al Gobierno, no tienen en cuenta la propia unidad del Estado al que se refieren y lo quieren fragmentar«. Insua lo achaca a la «idea negativa de España», a esta «leyenda negra» que parece cubrir los dominios patrios.
«No entienden que España es una realidad histórica de la que no hay que renegar. Siempre dicen que si la Inquisición, que si la expulsión de los judíos -cuando ambas cosas han pasado también en otras partes-, que si la destrucción del islam en España… ¡como si Al-Ándalus hubiese sido tan próspera como dicen! Es todo un invento, Al-Ándalus tuvo muy poca consistencia. Incluso de la acción de España en América hay que estar orgulloso, porque fue bastante benevolente: conservaron a los indígenas, para empezar. Les consideraron personas, y ahí está la clave de todo el asunto, aunque esa concepción viniese de una tradición teológica, da lo mismo».
Incluso de la acción de España en América hay que estar orgulloso, porque fue bastante benevolente: conservaron a los indígenas, para empezar
¿Cómo sacudirle, entonces, las reminiscencias franquistas a la bandera de España? «Pues algo así como siendo consciente del síndrome de Estocolmo. ¡Como Franco se apropió de ella, ya es franquista! No. Es previa al franquismo, desde Carlos III, y también fue la bandera de la Primera República. Estamos sometidos al maniqueísmo, sobre todo en las izquierdas». En cualquier caso, Insua alicata y apunta que «hay poca gente en España que se considere de derechas, ahora mismo pienso en una cadena de televisión llamada Intereconomía, que dice que está orgullosa de ser de derecha».
¿No considera «derecha» al PP? «Bueno, el PP tiene un componente de derechas, sobre todo a nivel sociológico, pero políticamente es de corte liberal, y el liberalismo es difícil de clasificar». No cree, por otro lado, que el partido liderado por Mariano Rajoy tenga nada que ver con el franquismo, porque «el franquismo está negado por la Constitución, y la diferencia fundamental entre esta situación y la anterior es la existencia de partidos políticos; por lo que teniendo un partido político, ya se está negando el franquismo». Reconoce, eso sí, que «tiene gestitos a nivel sociológico, pero también el PSOE, ambos con sus familias y sus ademanes oligárquicos, ambos con sus elitismos».
«Podemos es un error»
Hablemos de los errores de Podemos. «Podemos no tiene errores, Podemos es un error». Dice el filósofo que el partido de Pablo Iglesias «se supone que surge del 15-M, con esos aires revolucionarios sin revolución y sin fundamento para la revolución: su revolución es que haya más democracia, cuando eso lo venía diciendo mucha más gente», esboza.
Los jacobinos hubiesen guillotinado a los podemitas por fragmentarios
«La solución que proponen es retórica. Ese -demos. No entienden que que algo sea decidido por muchos o por uno, no habla ni bien ni mal de eso que has decidido. Es decir, puedo tomar una decisión en conjunto y ser una mala decisión, o una mía y ser buena. El bien individual de muchos o de todos puede ser perjudicial para el país: el bien común es otra cosa».
Le divierte que Podemos use el concepto «tomar las calles» o «tomar las plazas». Ese «tomar» es hijo de antiguas pugnas, como el «tomar la Bastilla» o «tomar el Palacio de Invierno»: «Los jacobinos hubiesen guillotinado a los podemitas por fragmentarios».
«Apoyar el referéndum es de derechas»
Aquí la cuestión que más perturba al filósofo, que más se le enquista, que más dolor le genera. No entiende que la izquierda de este país sea proclive siquiera al referéndum catalán. Se explica. «El nacionalismo catalán es promovido por la derecha. Mira De la Riba. Él hablaba de que la sangre semita era la causa de la situación problemática de España como país. Unamuno le llamaba racista. Con toda la razón». Recuerda que el Doctor Robert -Bartolomé Robert, médico y alcalde de Barcelona en 1899- era frenólogo y decía que el cráneo catalán estaba más dotado que el castellano. «¡Así, tal cual!».
Por otro lado, relata que los nacionalismos -el catalán, el gallego y el vasco- nacen de la derecha «que quiere conservar leyes internas que vienen del carlismo -luego componente nacional, español-. Quieren un regreso a los fueros, a las concesiones reales». De nuevo, apunta y dispara: «Podemos no tiene ni idea: apoyar el referéndum es de derechas, entre otras cosas, porque supone concederles a los catalanes un privilegio, y la izquierda está en contra de los privilegios. ¿No se han parado a pensar quién votaría en ese referéndum? Para empezar, quien decida quién es el que vota ya está decidiendo y no es democrático. Si dices que voten sólo los catalanes, lo llevas a la ‘raza’. ¿Descendientes hasta qué generación? Hay catalanes por todo el mundo», expone.
Podemos no tiene ni idea: apoyar el referéndum es de derechas, entre otras cosas, porque supone concederles a los catalanes un privilegio, y la izquierda está en contra de los privilegios
Y hay más: «Si votan los domiciliados en Cataluña, peor me lo pones, porque decidirían personas extranjeras en virtud de los derechos de los catalanes, presuntamente adquiridos históricamente -aunque sea mentira-. En el momento en el que se priva al resto de la posibilidad de decidir, se le está concediendo un privilegio a Cataluña. Cataluña no es de los catalanes. Es de los españoles, incluyendo a los catalanes. Porque, siguiendo esa lógica, Gerona sería de los gerundenses y no de los catalanes«.
Resolver los nacionalismos
Es consciente de que, a la larga, convivir con los deseos independentistas es incómodo y tenso. No tiene una propuesta de gestión, pero sí sabe lo que no hay que hacer: «NO hay que dorarles la píldora. No tenemos que seducir a nadie, porque ‘seducir’ conlleva engatusar o engañar. Cataluña no es de ellos y hay que decírselo. Si no les parece bien, que se vayan a otro país, porque aquí nadie les está reteniendo». Subraya que los catalanes no han sido oprimidos jamás por ser catalanes. «En el caso de los vascos, hasta han tenido privilegios. No tenían que hacer la mili en el siglo XIX. En el XVI y XVII, los de Vizcaya eran los únicos que estaban exentos de no tenían que pasar por las pruebas para cumplir el Estatuto de limpieza de sangre».
Insua ree que el PP no ha hecho lo suficiente por preservar la unidad de España. Dice que ha tenido mano blanda con el tema de la «lengua propia» y los «topónimos». «Basta decirte que el PP ha hecho lo mismo en Galicia que el PNV en el País Vasco: es responsable del nacionalismo filtrado en las leyes de Galicia. Mira los tres estatutos aprobados antes de la Guerra Civil, antes de que se acabase la República. En Galicia no hizo falta ningún PNV para quedar en la misma situación que País Vasco o Cataluña. Con el PP de Fraga les fue suficiente».
No tenemos que seducir a nadie, porque ‘seducir’ conlleva engatusar o engañar. Cataluña no es de ellos y hay que decírselo. Si no les parece bien, que se vayan a otro país
¿Qué papel cumple el PSOE en la problemática de la independencia? ¿Qué tránsito ha vivido Pedro Sánchez, que comenzó su liderazgo al frente del PSOE izando la bandera de España y hoy habla de Estado plurinacional? ¿Es estrategia electoral? «Si lo es, está acertando, aunque sea una estrategia cortoplacista. Probablemente sea una buena estrategia, pero por encima del partido está la nación y ese giro es muy imprudente. Si Sánchez saca la bandera de España, se lo come el PP, y si saca la republicana, se lo come Podemos«.
¿El feminismo es de izquierdas?
Dice el filósofo que él es «feminista radical» y que apoya firmemente la causa de que la mujer acceda a los mismos derechos que los hombres. Explica que el feminismo no tiene por qué ser de derecha ni de izquierdas -«en España fue Clara Campoamor quien promovió el voto femenino, y no era de izquierdas»-, pero reconoce que «en cualquier caso, si la izquierda no es feminista, no es izquierda».
Discrepo con el feminismo actual porque está intentando compensar una situación claramente injusta con más injusticia. Lo que han sufrido las mujeres en el pasado no se va a arreglar castigando ahora a los varones
¿En qué discrepa con el feminismo moderno? «En que lo que está haciendo es tratar de compensar una situación claramente injusta con más injusticia. Lo que han sufrido las mujeres en el pasado no se va a arreglar castigando ahora a los varones. No creo en las listas cremallera. No reo que en un Código Penal tenga que haber distinción por género: los códigos tienen que contemplar a las personas, no a hembras o varones. ¿Qué pasa si un hombre es maltratado en una relación homosexual? ¿A su agresor se le castiga menos?», evoca.
¿Cómo se subvierte entonces una desigualdad que él admite que existe, si no es con leyes? «Yo soy más feminista que nadie, pero la ley de violencia de género no es feminismo, es injusticia. La solución está en lo que decía Platón en La República: si queremos que las mujeres sean iguales a los varones -que lo son en dignidad, pero no socialmente-… si queremos que sean iguales, enseñémosles las mismas cosas«.
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