Amigos contertulios, hago una pausa en la agenda de agosto para remitiros unas reflexiones y documentos sobre lo sucedido en Barcelona y otras ciudades o pueblos catalanes. Arranco con el artículo de la escritora Najat el Hachmi, joven vigatana que fue alumna del IES Jaume Callís de Vic, cuando aún ejercía yo allí la docencia. Lo comparto con algunos matices sin mayor importancia que os expongo a continuación.
Me parece de gran interés el análisis de Najat el Hachmi y su expresión de «nacional-islamismo» para caracterizar el fundamentalismo (totalitario en lo religioso, ideológico y político) que se expande desde la religión. Pero, tengo un «pero» a su análisis: lo que pide que se debata algunos (modestia aparte) lo llevamos debatiendo hace mucho tiempo y ese debate ha sido con mucha frecuencia ninguneado y criticado (o descalificado) no solo por los Anglada y racistas, que ella menciona, sino precisamente por personajes políticos como es el caso de los tres que menciona como contrarios en posición y representación a los Anglada de turno.
En el trasfondo del debate entiendo que hay un par de cuestiones muy incómodas: el multiculturalismo (relativismo cultural) como supuesto necesario, presente en todos los fundamentalismos y nacionalismos comunitaristas y religiosos -y no estrictamente religiosos-, y la ausencia de líneas rojas entre religión y fundamentalismo totalitario. En el caso del cristianismo, todos sabemos que el fundamentalismo (exponencial y potencial) estuvo presente desde el momento en que dejó de ser el seguimiento del paradigma humano, espiritual y moral de Jesús, para convertirse en una religión y en una estructura dogmática. ¿Por qué no identificar ese mismo proceso en el islamismo y otras religiones e ideologías comunitaristas, que anteponen el hecho comunitario o colectivo (religioso o no) al principio de ciudadanía democrática y a los derechos fundamentales de los ciudadanos, como individuos prevalentes sobre cualquier consideración comunitaria o supuestos e imaginarios «derechos colectivos»?.
Pienso que está bien que las iglesias y demás instituciones de distintos signos hagan comunicados públicos de condena, pero la protesta e indignación social, en mi opinión, no deben ir por comunidades; deben ser ciudadanas. Si hay una convocatoria ciudadana, ése es el lugar de encuentro de la ciudadanía. El comunitarismo forma parte del círculo cerrado y perverso del multiculturalismo y llega al punto de que se llevan a cabo manifestaciones de condena del terrorismo en manifestaciones diferenciadas. En cualquier caso, debiéramos exigir que los que se sienten integrados de «comunidades» identitarias del tipo que sean se mostraran muy críticos y reflexivos con los dogmas comunitarios y fueran muy celosos de su libertad en los conflictos y contradicciones que surgen en su seno.
En este sentido, como afirma Eduardo Jordá, resulta injusto culpar a la comunidad musulmana de los atentados, pero también tratar de enmascarar la realidad no ya de la conflictividad existente en la Umma islámica (tan antigua como el Islam) sino de la real complicidad con el fundamentalismo de los multiculturalistas «políticamente correctos». En mi opinión los atentados terroristas de los pasados días en Cataluña son del mismo cuadro que los sucedidos esos mismos días en Finlandia y Rusia y nuevos episodios más de la serie de Niza, Berlín, Londres, etc., etc., incluyendo los países en conflicto de Oriente medio -cosa que se olvida- y cuentan con la complicidad de ciertos sectores sociales y políticos que se recrean en plan masoquista (tomándose la autoridad moral para inculparnos a todos) en nombre del multiculturalismo o relativismo cultural. Siempre resulta más simple y cómodo echarle la culpa a la invasión de Irak.
Reproduzco a este respecto un breve de Eduardo Jordá, que comparto, no sin antes aclarar que me parecen deleznables las manifestaciones de solidaridad del tal Otegui con «els Països catalans», las del consejero de interior de la Generalitat diferenciando víctimas catalanas y españolas y las del tal Romeva condenando el atentado como ministro de exteriores de Cataluña. Buenos ejemplos de multiculturalismo fundamentalista.
Rafa Núñez. Agosto 2017
Sé el primero en comentar en «Nacional-Islamismo en Barcelona»