«Silicon Valley: muchas pymes que pensaban a lo grande»

Silicon Valley (EE.UU.)Jerry Engel, gurú de la innovación

Ima Sanchís.- Tengo 62 años. Nací en Filadelfia y vivo en San Francisco. Soy profesor y director ejecutivo del Lester Center For Entrepreneurship and Innovation de la Universidad de Berkeley, California. Estoy casado y tengo dos hijos. Soy liberal y religioso, creo en Dios

¿Cuándo decidió que la innovación era lo suyo?

No llegué a entenderlo hasta bien pasados los 30 años, cuando dejé la Costa Este de Estados Unidos y me trasladé a la Costa Oeste, a Silicon Valley.

¿Mismo trabajo, diferente estilo?

La Costa Este tenía una base industrial fuerte dominada por grandes empresas y con una saludable población de pymes, empresas familiares que pasaban de generación en generación y de las que yo era consultor.

¿Y qué encontró en la Costa Oeste?

Pymes con otro perfil: empresas innovadoras que utilizaban nuevas tecnologías, de un crecimiento muy rápido y financiadas por capital de riesgo. Yo me especialicé en pymes en Ernst and Young, la consultoría más grande del mundo.

Empresas que hoy ya no son pequeñas.

No, algunas con las que estuve entonces son las grandes empresas de hoy, como Apple o Genentech, dedicada a la biotecnología.

¿Qué tiene de especial esa costa?

Una cultura de la innovación.

¿Por generación espontánea, alquileres baratos, genio y figura…?

No ha sido debido a una política del Gobierno o lo que yo llamaría una metodología de arriba abajo. Ha sido un proceso de abajo arriba. Lo que impulsó Silicon Valley es una tecnología maravillosa creada en grandes empresas, instituciones y universidades que ha sido traspasada a las pequeñas empresas.

¿Un acto de generosidad?

Visión. Lo que descubrí cuando llegué allí con 35 años fue un lugar con muchísimas empresas pequeñas que pensaban como grandes empresas; todas querían ser globales, aunque de media tuvieran tres o cuatro personas trabajando.

Por querer…

Lo que encontré más estimulante es que estas pequeñas empresas se encontraban apoyadas por una red de proveedores: letrados, contables, periódicos, relaciones públicas, agencia de publicidad…

¿Qué significa que estaban apoyadas?

En el modelo tradicional, a estos proveedores hay que pagarles en el acto, pero no en Silicon Valley: los proveedores invertían en las empresas con su trabajo y su tiempo; es decir, no les cobraban. Los propietarios de los espacios invertían su espacio dando un alquiler bajo, las universidades e instituciones invirtieron su tecnología…, de manera que todos tenían un porcentaje pequeño de esas nuevas empresas y todos estaban interesados en que funcionaran.

¿Si no había beneficios, los proveedores no cobraban?

Exacto, y eso crea un flujo de energía muy fuerte hacia la empresa. Es lo que llamamos en el mundo académico una alineación de intereses.

Sí, en el mundo normal también.

Yo, como consultor, colaboraba con muchísimos negocios. Eran empresas que no estaban en competencia las unas con las otras, competían con el mundo. La cultura era apoyar y llevar al éxito a estas pequeñas empresas, y eso creó un motor de riqueza.

¿El origen de este valle próspero?

Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos invirtió una gran cantidad de dinero en investigación e ingeniería. El propósito era crear herramientas de destrucción.

Por supuesto.

Por tanto, al final de la guerra quedaban muchos ingenieros muy bien formados: expertos en aeroespacio, electrónica y comunicaciones. Paralelamente, se dio un avance rompedor en el mundo de la electrónica con el desarrollo del semiconductor.

De ahí el valle de silicio.

Sí, el material utilizado para fabricar el semiconductor, la tecnología que se desarrolló en ese valle y que dio origen a muchas empresas. ¿Pero cómo ese valle fue más allá de los semiconductores?

¿Cómo?

Ya se había incorporado el proceso de la innovación en la cultura de la población de ese valle. Ahora Silicon Valley es un valle de innovación y están saliendo de allí tecnologías no relacionadas con la original, como la biotecnología, internet, nanotecnología y, hoy en día, tecnología verde.

¿Qué entendemos por innovación?

Innovación, para mí, significa resolver un problema de una forma nueva; es el matrimonio de una gestión empresarial con una capacidad de creación.

¿Y esa capacidad de creación se puede crear?

Sí, y aquí vemos el poder de los modelos de rol, la gente que admira a otros que han tenido éxito y que deben enseñar a los más jóvenes en escuelas y universidades; y luego, en la empresa, son básicos los mentores.

¿Qué tipo de empresas nos sacarán de esta crisis mundial?

Las nuevas tecnologías: medio ambiente, ciencias de la salud, energía, biología, ciencia de los materiales. La tecnología de la información debe extenderse por el planeta, ese será el desafío y la oportunidad del siglo XXI, lo que nos ayudará a salir de esta crisis. Debemos centrarnos en negocios en los que ganen las dos partes, comprador y vendedor, y la evolución tecnológica nos aporta este tipo de beneficio.

Esa es la parte bonita, la otra cara es el control de la información.

Cada libertad tiene su desafío, y aquí es donde los ciudadanos debemos proteger nuestras libertades.

LA MODA CLÚSTER
Engel presidirá el comité mundial que se encargará de elegir los mejores proyectos que se presentarán en el marco del Hit Barcelona: 26 jóvenes empresas innovadoras de todo el mundo expondrán sus propuestas ante las grandes corporaciones e inversores internacionales. "Silicon Valley – dice este historiador económico-es uno de los mejores ejemplos de lo que llamamos un clúster (grupo de empresas unidas en red) de innovación, el propósito de mucha política y legislación de gobiernos de todo el mundo, que quieren establecer un clúster de innovación en su territorio. Pero el líder en cuanto a la implementación de una buena política para crear una sociedad de la innovación es hoy Barcelona".
La Vanguardia-La Contra (21.02.2009)

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