Hace unos meses, Mas se sumó a la cadena que en Whasington conmemoraba el 50 aniversario de la cadena humana por los derechos civiles de la población negra de EEUU, impulsada por el movimiento que encabezaba Martin Luther King, estableciendo un paralelismo con lo que ocurre en Catalunya; hace poco en un viaje a Israel, en el que no visitó a las autoridades y pueblo palestino, pero sí el Jerusalén palestino ocupado, algo que no hace prácticamente ningún político sensible o decente, dijo que Catalunya luchaba por su estado, como luchó Israel, en un canto al belicismo sionista para que éste continuara el robo sistemático del territorio palestino, la represión y el asesinato contra sus gentes; y ahora, como guinda al pastel, va a la India a inspirarse en el movimiento por la independecia encabezado por Gandhi, para impulsar el proceso independentista catalán.
Mas no tiene ningún escrúpulo en navegar entre el militarismo de corte terrorista de Netanyahu, el pacifismo de Gandhi para liberar a la India colonial de Gran Bretaña, y la lección histórica de dignidad y compromiso por los derechos humanos de Luther King. Mas debe creer, o quiere dar a entender a sus interlocutores foráneos, que Catalunya es una colonia del imperio español como lo fue la India del británico, que Catalunya sufre una especie de holocausto y que en Catalunya no hay derechos cívicos.
A veces, las urnas, imprescindibles para ejercer la libertad y la democracia, juegan una mala pasada a la política. El debate sobre el llamado «dret a decidir» raya en el esperpento y parece estar en la etapa previa al principio de inteligencia política.
Francisco Frutos, Blog de Francisco Frutos, 27-11-2013
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