Las feministas convocan para el 7N la primera marcha estatal “contra las violencias machistas”

Mujeres de todas las comunidades autónomas, y de distintas organizaciones, estaban reclamando una movilización estatal que pusiera de manifiesto la indignación ante los continuos asesinatos de mujeres a manos de sus parejas (o exparejas) y desde finales de diciembre la idea de una marcha a Madrid se ha venido hablando vía whatsapp, en grupos en  Faceboock o listas de e-correo, ampliándose el número de adhesiones de organizaciones de mujeres, y mujeres a título individual, a partir de una iniciativa de la Coordinadora Feminista de Valencia.

Una primera reunión –y única, de momento- celebrada el 28 febrero en Madrid definió la convocatoria “Contra las violencias machistas” que, además de visibilizar la repulsa a la violencia de género, se propone exigir compromisos serios y definitivos de las fuerzas políticas, que tengan carácter de un Pacto de Estado que recoja y asegure los mínimos que todos los partidos y gobiernos incluyan en su agenda política, y políticas y partidas presupuestarias que no desciendan mientras haya una víctima sin protección o atención y hasta que no se haya reparado a todas las víctimas. Un pacto, en definitiva, de las fuerzas políticas para erradicar la violencia que sufren las mujeres en nuestro país y que alcanza indiscriminadamente a cualquier miembro del entorno familiar (hijos, hijas…). En palabras de las convocantes: “…el terrorismo machista es una cuestión de estado, y para combatirlo hay que realizar un pacto de estado…”.

Aunque la convocatoria es a largo plazo, las organizadoras han tenido en cuenta el calendario electoral (la marcha se celebraría a solo unos días de las próximas elecciones generales, cuya fecha está todavía por determinar) y la importancia de realizar un llamamiento que englobe a cuantas más organizaciones de todo el estado, pero también con la precaución de hacerla al margen de los partidos, a los que se invita a participar, a apoyar, pero sin ningún protagonismo, porque éste tiene que estar en las mujeres, en las víctimas, bajo consignas tales como ¡Que no nos duela la vida!

Sin duda, las redes sociales están siendo dinamizadoras y agitadoras de esta convocatoria, para la que se han lanzado ya una serie de hashtags, como #TerrorismoMachista #CuestiónEstado #PactoEstado #NosFaltanTodas #NiUnaMenos #7Noviembre #Madrid #MarchaContraViolenciasMachistas

El activismo en internet se combina con las acciones que se realizan a lo largo del país. En muchas localidades hay una convocatoria fija, como en Madrid, donde los 25 de cada mes se convoca una concentración en la Puerta del Sol, junto con otras iniciativas inmediatas en repulsa a cada asesinato, como las celebradas en estos últimos días, porque son muchos los municipios donde hay una “alerta feminista” que congrega en espacios públicos, tras cada asesinato, a todas las personas que quieran manifestar su rechazo a la violencia contra las mujeres, o iniciativas como Nos Queremos Vivas o “Zapatos Rojos“, una instalación nacida en Ciudad Juárez (México) creada por Eline Chauvet. Estas actividades se irán reforzando aún más a partir de septiembre para ir movilizando a la sociedad, confluyendo en la manifestación del 7 de Noviembre en Madrid, provocando una asistencia masiva de mujeres (y hombres) de todo el estado.

A diferencia de otras convocatorias, la “Marcha contra las violencias machistas” parte con el refrendo de organizaciones de mujeres de todas las tendencias, desde las más cercanas a estructuras partidarias hasta las autónomas, por lo que mal se tiene que dar para que no se llenen las calles del centro de Madrid exigiendo ese Pacto de Estado por la vida de todas, como lo han hecho estos días cientos de miles de mujeres y hombres en ciudades argentinas, chilenas o uruguayas, bajo la convocatoria #NiUnaMenos, porque como ya hemos señalado en varias ocasiones, la pandemia de la violencia de género ataca a mujeres de toda raza y condición, del este y del oeste, por eso es tan importante que los compromisos abarquen a todos los agentes políticos y sociales. Porque nos afecta a todas y todos, y es problema de todas y de todos.

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