Izquierda en Positivo es, ante todo, un partido de izquierdas, y por tanto ponemos el acento en las políticas sociales. En Cataluña, durante los últimos seis años –los años del Procés–, las reivindicaciones nacionalistas han sido utilizadas sistemáticamente para ocultar los problemas sociales,las graves carencias que tenemos en servicios básicos como la sanidad y la educación. De hecho, la apuesta de la derecha catalana por avivar el conflicto nacionaltuvo en un primer momento, como finalidad fundamental, la de debilitar a los movimientos sociales y desactivar las potentes movilizaciones en contra de la corrupción y los recortes que se iniciaron con el movimiento 15-M en 2011. Y el “éxito” de esa estrategia se demuestra comparando la diferente magnitud que han tenido las “mareas” por la Sanidad, la Educación o las pensiones en dos ciudades como Madrid y en Barcelona.
Pero, en realidad, esto viene de lejos, porque Cataluña viene siendo desde hace muchos años, gracias a los gobiernos nacionalistas, líder y cabeza de lanza en privatizaciones, recortes y corruptelas entre todas las comunidades autónomas españolas. Líderes en desviar fondos públicos hacia la educación concertada, líderes en crear consorcios privados para gestionar servicios públicos como la Sanidad, y líderes en “mordidas” sobre obras y concesiones públicas, que además han ido a financiar todo el aparato paraestatal que después ha servido al procés.
Respecto al deterioro de la sanidad pública catalana,en los últimos años las cifras son demoledoras. Según la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, en Cataluña es donde sufrimos mayores listas de espera quirúrgica, con una media de 120 días, frente a los 56 de la Rioja o 58 del País Vasco.
También somos los líderes indiscutibles en tiempo de espera para consulta de especialistas, con una media de 138 días, y en atención primaria, y estamos entre las Comunidades que menos gasto per cápita destinan a sanidad. Y los datos son escandalosos en aspectos como la valoración de los usuarios, gasto farmacéutico, o número de quirófanos, camas y profesionales por cada 1.000 habitantes. Y aunque la crisis y los recortes han afectado a todas las comunidades autónomas, Cataluña ocupa el furgón de cola en Sanidad junto a Extremadura, Galicia y Andalucía, con una diferencia abismal respecto a La Rioja, el País Vasco o Madrid.
Y somos, además, los primeros en el porcentaje de gasto destinado a contratación con centros privados.Nada menos que el 25% del presupuesto sanitario, casi 2.500 millones de euros.
No se sostiene el argumento de que algunas comunidades reciben poca financiación del Estado, ya que el porcentaje destinado a salud varía mucho: desde el 61% de Aragón al 46% de Andalucía, siendo esto lo que explica tanta diferencia en los servicios sanitarios prestados.
Pero eso sí:según el exconseller Comín, la independencia acabará con las listas de espera y tendremos la mejor sanidad del mundo: de hecho, no lo vamos a necesitar porque acabaremos con todas las enfermedades y nos convertiremos en inmortales. Porque para eso viviremos en la tierra prometida
Por otro lado, en Educación también se han dado brutales recortes en los últimos años. Lo tenemos muy cerca: en algunos distritos de Barcelona como Sant Andreu o Poble Nou existe una carencia endémica de centros educativos desde hace años, y es inaceptable la cantidad de niños y niñas que tienen que estudiar en barracones o la disminución de profesores sustitutos.
A esto hay que añadir la tendencia a homogeneizar al alumnado a través de una educación que desdeña la diversidad y no busca lograr el pleno desarrollo de las capacidades de todo el alumnado, sino que está concebida como un instrumento para generar un clima propicio a sus intereses.
Se llenan la boca con la escuela inclusiva, pero en la práctica no se preocupan en absoluto de dar respuesta a las diversas necesidades de un alumnado diverso, tal como demuestran los altos índices de fracaso escolar y de bullying, sobre todo entre colectivos como el de los niños y niñas inmigrantes, pero también entre los de altas capacidades, los que tienen TDH, dislexia o fibromialgia, sin olvidarnos de las discriminaciones que aún padece lamentablemente el colectivo LGTBI.
Y, desde luego, hay que mencionar el trato discriminatorio que recibe el alumnado castellanohablante en contra de las recomendaciones de la UNESCO, para la cual es esencial que el primer aprendizaje de la lectoescritura se produzca en lengua materna, cosa que se le niega a más de la mitad del alumnado catalán. Y el acoso social que han sufrido las pocas y valientes familias, como las de Mataró o Balaguer, que se han atrevido a exigir el cumplimiento de las sentencias que obligan a que el 25% de las clases sean impartidas en castellano.
Denunciamos que, a diferencia de lo que han querido hacernos creer, la inmersión no ha servido para eliminar unas desigualdades sociales, que son cada vez mayores, ni ha proporcionado un trampolín social para las clases subalternas,sino que, muy por el contrario, ha supuesto que muchos niños y niñas castellanohablantes consideren su lengua y su cultura como poco valiosa y de segunda categoría, y les ha perjudicado en su proceso de aprendizaje, por lo que reclamamos sin ambages el bilingüismo en las aulas.
Desde IZQUIERDA EN POSITIVO reclamamos, en definitiva, que la escuela sirva para crear una ciudadanía consciente y crítica, donde se enseñe a pensar por uno mismo, no a ser súbditos obedientes y sumisos al poder. Un modelo educativo donde se atiendan las necesidades de todas las personas, donde todas se sientan a gusto, motivadas para estudiar y puedan desarrollar al máximo sus capacidades, su creatividad y crecer como personas. Donde nadie se sienta mal por ser diferente, sino orgulloso de serlo y de cómo esta diferencia enriquece a la comunidad.
Está claro que las prioridades en los presupuestos de los diferentes gobiernos de Cataluña no son precisamente los servicios básicos que garantizan el bienestar de la ciudadanía. Sólo hay que ver la ingente cantidad de dinero que han dedicado a promover el procés, subvencionando directa o indirectamente a las entidades que fomentan el sentimentnacional. Y lo han hecho muy bien, atendido el gran incremento de este sentimiento entre la ciudadanía en los últimos años.
Los nacionalsecesionistas se llenan la boca con palabras como democracia, urnas, o dret a decidir. Pero para ellos, la democracia no llega a los temas sociales, sólo tenemos derecho a decidir sobre lo que ellos quieren que decidamos,y las urnas sólo las ponen para preguntar si queremos marcharnos de España sí o sí, pero no para que digamos qué educación, qué sanidad o qué condiciones de trabajo queremos. Como cuando enviaron a los Mossos para retirar todas las urnas del multi referéndum sobre temas sociales que la ciudadanía quiso convocar en 2014.
Los hombres y mujeres de Izquierda en Positivo tenemos una larga trayectoria de lucha en los movimientos sociales, y fuimos de los que más se ilusionaron tanto con el estallido del 15M, como con la victoria de las candidaturas del cambio en las municipales de 2015 –a la que muchos de nosotros y nosotras, modestamente, también contribuimos–. Pero, desde entonces, la deriva política de figuras como Pablo Iglesias, Alberto Garzón o Ada Colau nos ha decepcionado profundísimamente, pues ni han sido capaces de poner la agenda social en primer término, ni han tenido valor para enfrentarse al nacionalismo retrógrado en Cataluña; al contrario, han sido los culpables de que mucha gente de clase trabajadora y trayectoria de izquierdas haya acabado votando a partidos de derechas como Ciudadanos.
Y por eso hemos tomado la decisión de constituirnos como partido político: para que los miles de ciudadanos y ciudadanas que rechazan por igual el nacionalismo y las políticas de derechas –que en el fondo son lo mismo– dejen de estar huérfanos y tengan por fin una opción que les represente en las próximas elecciones, comenzando por las municipales. Y esperamos contar con vosotros.
*Intervención en el acto de presentación en Barcelona, el pasado 8 de octubre, de IZQUIERDA EN POSITIVO.
Pilar González Pin, compañera de Alternativa Ciudadana Progresista