Según el último informe de World Economic Forum, España está entre los 10 primeros países del mundo respecto a la igualdad entre hombres y mujeres. No está nada mal, teniendo en cuenta además los abismos de donde hemos salido. Recordemos que, hasta mayo de 1975, en España la mujer casada no podía abrir una cuenta en el banco, sacar el pasaporte o ponerse a trabajar sin el permiso del marido. Y el hombre podía cobrar el sueldo de su esposa. No sé si ésta será la estupenda familia cristiana que reivindican los vociferantes integristas católicos, dicho sea de paso.
Aún persiste el machismo, desde luego, pero es un orgullo haber evolucionado tanto. Y creo que merece la pena hacer un esfuerzo e intentar ver qué es lo que está sucediendo de verdad en nuestro país, más allá de los tópicos. Por ejemplo, según las últimas estadísticas del INE, el salario bruto mensual de las trabajadoras entre 16 y 29 años es el 90% del de los varones, esto es, cobran un 10% menos. Pero, por primera vez en la historia laboral de este país, el salario por hora de esas mismas jóvenes es el 106% del de los chicos. Es el único tramo de edad y el único aspecto en el que las mujeres superan a los hombres: ya digo que el sexismo perdura. Pero es una novedad esperanzadora. Y una cosa más: como, por desgracia, las mujeres siguen muriendo a manos de sus parejas bárbaramente (incluso quemadas vivas, como la pobre Mercedes Molina en 2007), todos los medios han destacado mucho a la británica asesinada en Málaga el día 3 de enero como primera víctima del 2008. Pero antes, el día 1, hubo otra persona supuestamente asesinada a golpes por su pareja: un gallego, Florentino, de 76 años; su esposa, de 36, ya había sido denunciada con anterioridad por malos tratos. Me parece que también convendría hablar de esa violencia doméstica.
Rosa Montero
El País (8.01.2008)
