El Gobierno de Esperanza Aguirre pide al menos 90 solicitudes para abrir el Presidente Tarradellas
Alicia Rodríguez de Paz – Madrid
A tiro de piedra de la calle Fuencarral -polo madrileño de la moda más joven-, el barrio gay de Chueca y los numerosos bares de Malasaña, el viejo edificio que alberga el instituto San Mateo espera con paciencia qué le deparará el futuro. Allí arrancará en septiembre el primer colegio catalán de Madrid, siempre y cuando haya al menos 90 solicitudes de matriculación (diez por cada curso del segundo ciclo de infantil y primaria). Fue en el marco de la campaña electoral cuando Esperanza Aguirre presentó la iniciativa, un proyecto que la presidenta de Madrid contrapuso con el modelo de inmersión lingüística.
Lo que está claro es que este instituto del distrito Centro de Madrid, con apariencia envejecida y capacidad para más de 600 alumnos aunque ahora sólo estén matriculados 66, no seguirá impartiendo estudios secundarios el próximo curso.
El número de inscripciones – el plazo expira el próximo martes 15- aportará luz sobre el grado de interés que despierta esta iniciativa entre la comunidad catalana que reside en Madrid. La presentación de las peticiones para entrar en el Presidente Tarradellas se realiza en paralelo a la solicitud ordinaria de plaza escolar en otro centro que ya esté en funcionamiento, por si al final naufraga el proyecto de colegio público en catalán. Desde la consejería evitan adelantar cualquier dato sobre cómo va el proceso de preinscripción y aseguran que, en función de la demanda, la decisión se tomará antes de que concluya el mes.
El Presidente Tarradellas tendrá que aplicar el modelo de colegios bilingües desarrollado por el Gobierno Aguirre, donde hasta ahora 180 centros imparten en inglés, francés o alemán al menos un tercio de las asignaturas – excepto lengua y matemáticas-. En el San Mateo, que además de un instituto público de secundaria alberga un centro de formación para adultos y una comisión de escolarización, han abierto una pequeña oficina de información sobre el colegio catalán.
Allí distribuyen amablemente la exigua información ofrecida por la Comunidad de Madrid y se ofrecen visitas a las instalaciones del centro para los padres que lo deseen. "El edificio es antiguo – aseguran-, pero si se pone en marcha el nuevo colegio ya está todo previsto para adaptarlo a las necesidades de alumnos más pequeños a los que hay ahora". Para dudas de mayor calado, recomiendan dirigirse a un teléfono de la consejería, donde admiten que están "en mantillas" y se han decantado por el San Mateo porque "no se puede crear un centro nuevo de la noche a la mañana".
Desde las asociaciones de padres y madres de la escuela pública ponen en duda que el colegio catalán reúna las solicitudes suficientes. "¿Quién va a cruzar Madrid o desplazarse desde otro municipio con un niño pequeño para que estudie en catalán?", se pregunta el presidente de la FAPA Giner de los Ríos, José Luis Pazos.
La Vanguardia (10.04.2008)