Uno de los problemas que tienen los movimientos políticos con una estructura descentralizada es la carencia de una base ideológica sólida y común. Esto favorece la infiltración por parte de diferentes sectores, desde corrientes políticas reaccionarias hasta elementos directamente colocados por el poder de turno. Hace falta, por tanto, tomar un referente ideológico claro y podar las aristas que dañan los objetivos centrales del movimiento.