En Estados Unidos dicen que si algo camina como un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces seguramente se trata de un pato. Ante esos indicios, poco puede importar que el pato aduzca que en realidad es la paloma blanca de la paz, la célebre cigüeña de París o uno de los bellos cisnes del lago. Es un pato. ¿Por qué Ada Colau, a pesar de que todos sus actos políticos apuntan en la dirección contraria, sigue negando su decidido nacionalismo catalán? ¿Por qué insiste en afirmar que ella en realidad es un unicornio azul (soberanista), LEER MÁS
Categoría: Jaime Romero Sampayo
Los pájaros disparándoles a las escopetas
Estoy más molesto que nunca. Sigue en marcha la campaña de este verano de los nacionalistas, la cual podríamos titular: «Los pájaros disparándoles a las escopetas». Creo que ahora sí que han llegado a un nivel de obscenidad y degradación moral irreversible. Ahora resulta que una muchacha de Vic ha sido denunciada por negarse a hablar castellano en la comisaría de la Policía Nacional donde fue a sacar su pasaporte español. Luego, una veintena de vecinos se ha manifestado en la puerta de la misma comisaría bajo el grito, la consigna: <<¡Hablar en catalán no es un delito!>>.
El malvadismo
Si no existiera el color blanco, el negro sería el Rey del Mambo. Y al Arriba, a su vez, bien que se le contrapone el Abajo. Y al Adentro, el Afuera. En cambio al Buenismo -a la recurrente acusación de tal que pretende socavar toda querencia altruista-, al Buenismo todavía no le conocíamos el nombre de su opuesto en la pista de baile de la cosa pública. Sin embargo, no hay mal que dure 100 años…ni Estado del bienestar que lo resista. A los malvadistas originarios habría que reconocerles el mérito de su hallazgo: el Buenismo, en efecto, sí que LEER MÁS
Podemos y las muchachas en flor
¿Por qué si nunca me gustó Miss Podemos, con Miss Podemos una pieza me vieron bailando apretao en el rincón? Por su promesa asamblearia y su alboroto democrático, porque sus bases en Cataluña no son nacionalistas, por la Renta Básica, por si acaso y la gana que me dio y mi mujer me dio permiso, y porque ya en la adolescencia aprendí una lección vital gracias al amor: en esos tiempos potentes y mojigatos, para por fin poder agarrarle con gallardía una teta a la novia, antes había que pasar por incontables y tortuosos pasos, mil tardes de fiero asedio LEER MÁS
El traje de baño invisible
De igual forma que a los labios les gustan los besos, y a la espalda los masajes, y al ombligo que todo el día lo mire su dueño, asimismo a los ojos de la mente les encanta poder distinguir dos cosas que al principio parecían ser una sola, o descubrir que es una sola cosa, lo que parecían ser dos distintas. Para ellos eso es como si les hicieran cosquillitas con burbujas de champán. El verano pasado salió la noticia de una modelo sueca bañándose desnuda en una playa de Mallorca donde no estaba permitido. La joven vivaz alegó, en LEER MÁS
En busca de la metáfora perdida
Si en un callejón oscuro yo me encontrara de frente con Mike Tyson, de seguro maldeciría mi suerte y la misma existencia de un lugar así y de una fiera asá. Pero lo que ahí no tendría sentido sería negar la potencia de su gancho de derecha, o cuestionar la moralidad de su gusto por arrancar orejas a bocados. En otro escenario -ante un juez, en un tratado ético-deportivo, o en el consuelo de un regazo balsámico-, tal vez sí. En cambio, allí en esas oscuridades, lo único que convendría es procurar colocarle el más audaz de los golpes, e LEER MÁS
¿Qué asamblearismo? La máquina de huevos y la gallina ponedera
El pícaro de Billy Wilder una vez se definió como «un hombre perfecto… al 60%». Tres cuartas partes del chiste radica en la contradicción semántica: o eres perfecto o no lo eres en absoluto. Pero aun siendo laxos con el lenguaje -porque es verdad que a veces decimos que algo fue «casi perfecto», tal como exclamó en la ambulancia el amante de la bellísima cuyo marido los sorprendió- por más laxos que queramos ser, un 60% está muy lejos de cualquier idea de perfección. Por eso es que también nos reímos con el cuento de la muchacha medio preñadita. O LEER MÁS