De los dos partidos del turno dinástico, PP y PSOE, el segundo ha funcionado como la auténtica columna vertebral del régimen. No sólo le ha otorgado legitimidad democrática en los primeros compases de la Transición, frente a la patina postfranquista de UCD y PP, como se evidenció tras el 23F, sino que sirvió como alternativa moderadora frente a las grandes tensiones desencadenadas por el gobierno del PP en el segundo mandato de José María Aznar. La victoria de José Luis Rodríguez Zapatero tras la crisis de Estado generada tras los atentados islamistas del 11M es quizá la más clara muestra LEER MÁS