El estatuto vasco que se aprobó por las Cortes surgidas del triunfo del Frente Popular, en febrero de 1936, había sido precedido en 1931 por un proyecto conocido como el “Estatuto de Estella”, fruto de un pasteleo entre el PNV y el carlismo. Que se fraguara en Estella, capital de la sedición tradicionalista, ya dice bastante de lo que representaba. Una de las propuestas que contenía aquel proyecto, era que el gobierno de la autonomía vasco-navarra tuviera la posibilidad de concordar directamente con el Vaticano. La iniciativa se debía a que el carácter laico de la constitución de la II LEER MÁS